Hay estudios que parecen nacidos para crear polémica. Y un buen ejemplo de ello es el informe presentado por un equipo de la Keele University, en el Reino Unido, que sugiere que los médicos deberían tener en cuenta el estatus sentimental y marital de sus pacientes a la hora de estudiar su salud cardiovascular.
Los investigadores realizaron un estudio que reveló que las personas divorciadas tenían un 42% más de riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares que aquellas que seguían casadas. Y el riesgo también era mayor (aunque no tanto) en el caso de las personas solteras y viudas.
Generalmente, las enfermedades cardiovasculares han estado vinculadas a factores de riesgo como la tensión alta, niveles de colesterol elevados, y hábitos como el tabaquismo. Y, ahora, los autores del estudio sugieren incluir el estatus marital como un factor más en dicha lista.
Seguro que la intención de los investigadores es de lo más loable. Pero este es uno de esos estudios que corren el peligro de ser malinterpretado y manipulado por quienes condenan opciones como el divorcio o la soltería voluntaria, y defienden a ultranza el matrimonio tradicional.
Con todo, es cierto que no es la primera vez que una investigación arroja resultados que reflejan los beneficios de una vida en pareja dichosa. Así, un estudio realizado en 2017 por la Carnegie Mellon University, reveló que las personas felizmente casadas tenían unos niveles de cortisol, la hormona del estreés, mucho más bajos que los de quienes estaban solteros.
Fuente: Telegraph.
Vicente Fernández López