El llamado oído interno es responsable, además de la audición, de la sensación de equilibrio. Y entre las estructuras que lo componen hay una llamada «saco endolinfático», cuya existencia se conoce desde hace más de trescientos años, pero cuya función no estaba del todo clara. Aunque el misterio acaba de ser resuelto gracias a un nuevo estudio realizado por un equipo de la Universidad de Harvard.
Todo el oído interno está lleno de un líquido especializado que se mueve en respuesta a las ondas del sonido. Pero mantener en equilibro la presión de dicho líquido es de vital importancia. Y esa es precisamente la función que cumple el saco endolinfático, la de servir de válvula de escape a la presión ejercida por dicho líquido.
Los investigadores observaron que dicha estructura contiene una capa extremadamente delgada de laminillas superpuestas, denominadas barreras lamelares. Dichas barreras parecen estar selladas, por lo que no dejan pasar el líquido. Pero cuando este se acumula y la presión va en aumento, comienzan a separarse permitiendo que el fluido salga al exterior, evitando de esa manera que se produzca una pérdida del equilibrio o sensación de vértigo.
Fuente: IFL Science.
Vicente Fernández López