La hipnosis despierta. Cada vez más hospitales la utilizan para tratar el dolor, evitar la anestesia, y eliminar fobias y adicciones. ¿Es hora de confiar en ella?
Acudo a la consulta del psicólogo Reyes Arcos Escribano en la Clínica Corachán de Barcelona. Quiero que me someta a una sesión de hipnosis. Llegó el momento de comprobar si perderé el control del cuerpo y caeré rendido de sueño cuando mire atentamente su péndulo oscilante frente a mis ojos.
Observo una pequeña sala bien iluminada y empiezo a sospechar que la hipnosis poco tiene que ver con el supuesto poder sobrenatural exhibido por los magos de la televisión.
Me dicen que es un complemento eficaz en el tratamiento de numerosos trastornos ligados al estado de ánimo, como la ansiedad y el estrés. También está demostrando buenos resultados contra el tabaquismo y la fibromialgia. Habrá que comprobarlo. Me siento y sigo las sugerencias del psicólogo hasta centrar la atención en una escalera de madera imaginaria.
A medida que desciendo, percibo que mi cuerpo aumenta de peso; poco a poco se convierte en una estatua de mármol. Abro una puerta de hierro y entro en un bosque extenso. Camino sobre un manto de hierba recién cortada, subo a un puente de piedra y aprovecho la circunstancia para tirar al río los problemas que me preocupan. Incluso entablo amistad con un caballo luminoso. Nos despedimos al cabo de varios minutos porque yo debo regresar a la puerta, subir la escalera y despertar de un sueño ligero que controlo, en todo momento, ante la mirada atenta de Reyes Arcos.
“Son las 15:00 horas. Mediante la hipnosis has construido un lugar seguro donde refugiarte cuando sientas angustia. Por ejemplo, si te invade el miedo al volar en avión, puedes cerrar los ojos, respirar hondo y volverás al bosque en compañía del caballo luminoso. Estar a su lado te transmitirá fortaleza”, asegura el psicólogo. Estoy deseando tener la oportunidad de montar en avión para comprobarlo.
“La hipnosis es un método que posibilita alterar la conciencia para dejarla sumida en un estado de duermevela. Mantienes siempre el control de tu cuerpo y mente. Cuando vuelves a la realidad, lo recuerdas todo”, analiza con voz pausada tras su escritorio Reyes Arcos Escribano.
Pero, ¿qué ocurría en mi cerebro mientras estuve hipnotizado? En opinión de Jesús Genaro, presidente de la Sociedad de Hipnoterapia Clínica y director de la Escuela Superior de Hipnosis Clínica, ubicada en Valencia, activé: “Numerosos neurotransmisores relacionados con el aprendizaje, entre los que destacan el glutamato, la acetilcolina y la dopamina”. Además, puse en funcionamiento los lóbulos occipitales, parietales y temporales, como si aquella escena la viviera realmente. ¿Ha llegado la hora de tomar la hipnosis en serio? Merece la pena examinar el proyecto que desarrolla David Oakley, profesor emérito en el University College de Londres.
¿Cómo funciona el cerebro hipnotizado?
La hipnosis dirige la orden que escuchamos hacia áreas cerebrales que se activan normalmente cuando imaginamos. Eso es lo descubierto en la Universidad de Ginebra (Suiza). La representación que ves a la derecha muestra cómo actuó el cerebro en personas hipnotizadas, no hipnotizadas y otras que fingían estarlo. Todos recibieron la misma orden: mover una mano, “paralizada” en unos casos realmente y en otros por sugestión. Otros fingían.
Los pacientes virtuales de Oakley
Gracias a la ayuda de un grupo de voluntarios muy hipnotizables, Oakley ha conseguido crear “pacientes virtuales” a los que induce síntomas que se manifiestan o desaparecen con un chasquido de dedos. De este modo, el investigador británico estudia la actividad que generan en el cerebro numerosas enfermedades. Sus trabajos se han centrado en la ceguera histérica, la prosopagnosia –incapacidad de reconocer caras a pesar de tener una vista excelente–, la parálisis histérica, el síndrome del miembro extraño –resultante de la sensación de que un brazo o una pierna se mueve sin control– y el síndrome de Capgras. Los afectados por esta enfermedad perciben de repente la presencia de personas desconocidas que suplantan a sus familiares.
La hipnosis que genera Oakley hace que en el cerebro de los voluntarios sanos se reproduzan las manifestaciones propias de las patologías mencionadas. De este modo, el cerebro hipnotizado puede imitar los efectos reales que provocan determinadas enfermedades. Oakley ha llegado a la siguiente conclusión: el área del cerebro que impide o posibilita mover una mano se comporta igual tanto en los pacientes de parálisis histérica como en los voluntarios hipnotizados. De ese modo, ambos grupos sirven para investigar la enfermedad.
Está en nuestros genes. Se hereda
Investigadores como Amir Raz, de la Universidad McGill de Canadá, están intentando seguir la pista de los genes involucrados en la hipnosis, ya que son varios los estudios que han demostrado que la “hipnotizabilidad” podría ser hereditaria.
Tan arraigada está en nuestro cerebro que 50 personas que habían sido sometidas al Test de la Escala de Stanford (prueba que mide nuestra suceptibilidad) volvieron a tener los mismos resultados cuando lo volvieron a hacer 25 años después.
James Horton, de la Universidad de Virginia, halló incluso diferencias cerebrales físicas: los participantes altamente hipnotizables tenían un rostrum un 30% mayor, una parte del cerebro que se piensa que ayuda a centrar la atención.
Mejor que los placebos
Desde 1996, varios centros médicos en Bethesda, Maryland (EEUU), aplican la hipnosis como complemento de las terapias que combaten el dolor. Asimismo, análisis recientes han demostrado su utilidad en el campo quirúrgico. Algunos estudios señalan que la eficacia de la hipnosis supera con creces a la de las píldoras placebo. El hospital público Joan XXIII de Tarragona la practica en su Unidad del Dolor. Allí acuden, entre otros, enfermos afectados de fibromialgia buscando una solución médica contra la fatiga crónica que padecen. En España, el uso de la hipnosis clínica ha aumentado alrededor del 300% durante los últimos ocho años. Se trata de un cifra espectacular si reparamos en que partíamos de cero.
En otros países (Estados Unidos, Alemania, Japón y Gran Bretaña), su práctica está extendida dentro de la Sanidad pública. Sin ir más lejos, a principios de 2009 la reina Fabiola de Bélgica, de 80 años, fue operada de tiroides mediante hipnosis en el Hospital de Lieja. Optaron por esta técnica porque provoca en el organismo un impacto menos agresivo que la anestesia general. “Por zonas, Cataluña, la Comunidad Valenciana y Murcia son pioneras en el ejercicio de la hipnosis. Sobre todo, Barcelona lleva la delantera”, explica por vía telefónica Jesús Genaro.
Mitos y verdades sobre la hipnosis
Mitos y verdades de una práctica cada día más común
- ¿Los animales pueden ser hipnotizados? No, porque carecen del área prefrontal, zona clave del autocontrol y la que se altera en la hipnosis. Allí se asimilan las emociones y reside nuestra conciencia, ausente en los animales, que podemos sugestionar.
- ¿Se puede cometer un atraco bajo su influencia? No. Una persona que está siendo sugestionada por un tercero jamás pierde el control de sus actos, por mucho que fueran inducidos por el hipnotizador durante una sesión de trabajo. No harás nada que vaya contra ti.
- ¿También son sugestionables los niños? Sí. Aunque los procesos de relajación a seguir son más complejos. Les gusta jugar, moverse y hay que centrar su atención. A partir de los 3 años hasta los 75, cualquier persona puede recurrir a ella como método clínico.
Un método para rescatar vivencias enterradas
De vuelta a la psicoterapia, especialidad en la que la hipnosis gana fieles a diario, resulta muy eficaz para modificar determinadas actitudes que nos hacen sentir mal con nosotros mismos.
Existe un método psicoterapéutico, conocido por las siglas EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing), eficaz en los trastornos por estrés postraumático que, combinado con la hipnosis, libera emociones congeladas en la memoria; es decir, consigue hacer aflorar determinados momentos significativos del pasado, rescatar aquel sentimiento de tristeza, rabia o alegría que permanecía enquistado dentro de ti. Se considera un flashback en toda regla. Con los ojos cerrados, dirías aquello de: “Tengo 25 años y me veo manteniendo una discusión tremenda con mis padres”.
También es muy eficaz contra otro de los grandes males de nuestros días. Explica Reyes Arcos: “La hipnosis genera un estado en el que concentras tanto tu atención que entras en trance. Esto potencia la relajación –por lo que se emplea eficazmente contra la ansiedad y el estrés–, pero también puede fortalecer tu estado de ánimo si te sientes deprimido”.
Antonio Capafons, catedrático de Psicología de la Universidad de Valencia, emplea la llamada “hipnosis despierta” para inducir cambios de actitud que nos incomodan. Por ejemplo, en personas a las que les cuesta trabajo acabar el día, el psicólogo consigue que aumenten el número de actividades que realizan, como por ejemplo, ir al cine, comprar regalos, quedar con los amigos, dar un paseo sin la sensación de haber hecho una yincana. El especialista induce, sugiere una actitud más dinámica y ágil en el paciente. Y funciona.
Jesús Genaro apunta un dato para la reflexión: “El año pasado se vendieron siete millones de cajas de Trankimazin, fármaco contra la ansiedad. La hipnosis solucionaría, en buena medida, este problema”. Sin embargo, para poder tomarla todo lo en serio que se merece, hay que desterrar farsantes. El más extravagante, el británico David Knight, quien promete aumentar el tamaño de los pechos de las mujeres en doce semanas con solo escuchar su CD hipnótico. Mercachifles a un lado, la técnica de la hipnosis es una herramienta que cada día se emplea más en la alta competición deportiva. Al fin y al cabo, produce certeza de que puedes ganar.
En el deporte y en la política
Antes de cada carrera, el nadador Michael Phelps practica la autohipnosis con una canción de rap que le mentaliza para ganar. En 2005, el búlgaro Vesselin Topalov se proclamó campeón del mundo de ajedrez practicando un juego brillante, propio de los mejores maestros del tablero. La ciudad argentina de San Luis vibró con sus movimientos. De las siete partidas disputadas, ganó seis y empató una. ¿La clave? Su psicólogo deportivo, Amador Cernuda, le enseñó el método de la hipnosis para ganar a cualquier rival.
¿Y en política? Atentos, porque según el experto Reyes Marcos: “El expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, domina los secretos de la hipnosis. Nada obedece al azar”. El color de su traje cuando aparece en pantalla, los gestos, la forma de transmitir seguridad con su discurso, el tono empleado y la velocidad a la que habla… Todo unido provoca un sueñecillo…
SU EFECTIVIDAD A PRUEBA
Consultamos a expertos en psicología y psiquiatría para que nos dijeran lo fiable que resulta en ciertos casos. Esta es su evaluación: 1. Elimina la adicción al tabaco. ***** |