Fue una de las estrellas del último Consumer Electronic Show (CES) de 2017, pero algo falló. Se trata del vibrador inteligente We-Vibe, un juguete electrónico que, según sus fabricantes, es el único del mercado que permite usarlo mientras se tienen relaciones sexuales. Una aplicación específica también permitía que los usuarios controlaran el dispositivo de forma remota.
El problema es que en la conferencia de ciberseguridad Defcon, dos hackers demostraron que el dispositivo es hackeable y que la seguridad de la app dejaba mucho que desear ya que se podía acceder a ella y modificar los niveles de vibración sin el consentimiento de los involucrados y obtener datos de cuándo, dónde y cómo se utilizaba.
Por todo ello, la firma responsable del ingenio, Standard Innovation, se ha comprometido a pagar casi 4 millones de euros a los usuarios afectados. Aunque no se sabe cuántos son exactamente, la web de We-Vibe señala que 2 millones de personas han comprado sus productos y que su app ha sido descargada unas 100.000 veces. Los fallos ya habrían sido solucionados y la empresa garantiza que la información privada está protegida y no se envía a ningún servidor.
Juan Scaliter