Ir a correr antes de cada gran acontecimiento o llevar encima el amuleto que te regaló tu abuelo. Las supersticiones son hábitos comunes a muchas culturas ¿quién no ha cruzado los dedos o ha tocado madera alguna vez, para atraer a la suerte o se ha cruzado de acera al ver un gato negro o ha evitado pasar por debajo de una escalera, para espantarla?
Desde luego, parece algo irracional, pero también es un comportamiento que ha sobrevivido a pesar de los avances. El biólogo experto en evolución Kevin Foster, de la Universidad de Harvard y la doctora Hanna Kokko, de la Universidad de Helsinki, han publicado en la revista Proceedings of Royal Society, una investigación en la que muestran cómo pudo evolucionar el comportamiento supersticioso.
Sus hallazgos sugieren la posibilidad de que exista un gen de la superstición y que, lejos de ser una tontería, ser supersticioso hoy es algo necesario para nuestra supervivencia como especie.
Foster asegura en su artículo: “ En un mundo de incertidumbre como en el que vivimos, puedes escoger entre creer y no creer”.
Y es que, según este estudio, las especies que hacen caso de su superstición viven más porque son más cautelosas. En las sociedades primitivas esto se expresaba haciendo la danza de la lluvia mientras que en las sociedades modernas se cree en la medicina alternativa.
Los biólogos definen la superstición, como cuando creemos que una cosa está producida por otra, aunque no haya ninguna evidencia de esto. Por eso, si tu horóscopo dice que los planetas están alineados para conocer al hombre de tu vida y ese día tienes un encuentro fructífero, creerás en el horóscopo a pies juntillas.
Redacción QUO