Ya nadie podrá esconderse detrás de una cara de póker. Esa es la conclusión de Poppy Crum, de los Laboratorios Dolby, en la Universidad de Stanford.
De acuerdo con Crum, se avecina un futuro muy cercano en el que la tecnología verá a través de nosotros. “La tecnología actual – señala Crum–está empezando a hacer que sea realmente fácil ver las señales que nos delatan. Podemos aprender mucho sobre el estado interno de una persona utilizando sensores y aprendizaje automático (machine learning). Por ejemplo, las imágenes térmicas infrarrojas pueden revelar cambios en nuestro nivel de estrés, cómo está trabajando nuestro cerebro y si estamos totalmente comprometidos con lo que estamos haciendo”.
Para demostrarlo, Crum proyectó una parte de la película La mujer de negro, específicamente una en la que, sabía, la audiencia se asustaría. Gracias a sensores ubicados en el recinto, que medían en tiempo real los niveles de dióxido de carbono (CO2), los participantes pudieron ver cómo un análisis químico de la respiración revelaba el momento exacto en el que habían tenido miedo.
El uso de sensores combinados con inteligencia artificial, puede revelar si alguien está mintiendo, encaprichado o preparándose para una respuesta violenta. La dilatación de los ojos señala el grado de actividad de nuestro cerebro y el calor que irradia la piel indica si estamos estresados o incluso si alguien nos atrae físicamente. La forma de hablar (la velocidad, la cadencia, los tonos…) puede indicar si alguien puede padecer Alzheimer, diabetes, esclerosis múltiple, o trastorno bipolar.
“No busco crear un mundo en el que nuestras vidas sean públicas y nuestros datos personales y privacidad se regalen a personas y entidades – concluye Crum –, al contrario, lo que persigo es crear un mundo en el que nos podemos cuidar unos de otros de manera más efectiva, en el que podamos saber más sobre qué está sintiendo alguien y tener experiencias más ricas gracias a la tecnología”.
Juan Scaliter