No hay corriente, pero sí está constantemente intercambiándose el aire del interior con el del exterior. De hecho, el aire que pasa junto al coche va más deprisa en relación con el de dentro del vehículo.
Eso provoca una disminución de la presión en esa zona de contacto (el efecto Venturi, que ayuda a la sustentación de los aviones), que empuja aire del interior hacia afuera, creando corrientes. El humo, al ser ligero, sigue el movimiento.
Redacción QUO