En el Océano Pacífico, a unos 1.800 kilómetros de la costa californiana, se extiende un enorme cúmulo de desechos plásticos tan grande como Francia y Alemania unidas. Se conoce como el Vórtice de Plástico o el Gran Parche de Basura del Pacífico Norte. Para estudiarlo e identificar posibles métodos de limpieza que no dañen el entorno marino, nació en 2009 el Proyecto Kaisei, cuyo nombre significa «planeta oceánico» en japonés. Esta ONG ya ha realizado dos expediciones hasta allí en el barco del mismo nombre, y ahora está ultimando otra más para este verano.
Gracias a los estudios llevados a cabo en los anteriores viajes, sabemos que la gran mancha está compuesta por una densa sopa de materiales y redes en distintos estadios de descomposición. La mayoría se asemeja a enormes acumulaciones de «confetti» sólido, con densidades que alcanzan las 200.000 partículas de plástico por km². Entre sus fatídicas consecuencias se encuentra que los peces lo confunden con comida y, a través de ellos, pasa a la cadena alimenticia. Como ejemplo, el 35% de los peces linterna analizados tenía hasta 80 fragmentos de plástico en el estómago. Estos animales constituyen una de las principales de presas para especies más grandes, como los atunes.
Además de esta mancha, existen otras cuatro en los mares del mundo. Las aguas transportan los residuos hasta los llamados giros oceánicos, una especie de torbellinos que se van desplazando por los océanos por efecto de las corrientes marinas.
Dado que la financiación del proyecto Kaisai es privada, el próximo 30 de junio organiza, junto a la agencia de relaciones públicas Cohn & Wolfe, un pase del documental Océanos en el Kinépolis de Madrid, con el fin de recaudar fondos.
Pilar Gil Villar