Los deportistas saben que cada tipo de lesión requiere un tratamiento diferente: frío, calor, vendajes, recuperación activa o pasiva. En este universo, la dieta puede también convertirse en un aiado si elegimos los alimentos adecuadamente. Al menos así los afirma el experto en nutrición Michael Newell, de la Universidad Westminster.
Contrariamente a lo que podemos creer, una lesión puede incrementar nuestro gasto calórico entre un 15 y un 50% dependiendo de la gravedad de la misma, y es importante que, para volver en forma, mantengamos la balanza de los que ingerimos, equilibrada con nuestros gastos. Pero una lesión, al dejarnos inactivos, puede reducir también nuestra máquina muscular.
Para ello hay que tener en cuenta varios factores, por ejemplo, el consumo de proteínas. Un estudio afirma que los deportistas que aumentaron la ingesta de proteínas en su dieta, aproximadamente dos gramos diarios por kilo de masa corporal) mantuvieron la cantidad de masa muscular, mejor que aquellos que la redujeron. Para Newell un aumento de 1,6 gramos probablemente sea suficiente. Para una persona de 70 kilos, esto sería equivalente a una tortilla francesa hecha con tres huevos. Las fuentes de proteína altas en leucina, como la leche, también son buenas opciones para prevenir la pérdida muscular.
Los suplementos vitamínicos, sobre todo los que contengan vitamina C y D, tampoco ayudan mucho según demostró otra investigación. Lo que ayuda es consumir la dosis diaria recomendada para cada una de ellas. Si estamos bajos de vitamina D, se puede consumir más cereales y hasta setas. El sol también es una buena fuente. Por su parte, la vitamina C puede obtenerse fácilmente de cítricos (naranja, lima, pomelo) o del brécol.
Obviamente el alcohol queda casi prohibido, ya que aumenta los tiempos de cicatrización y también puede disminuir la masa muscular en tiempos de inactividad. Sorprendentemente, un estudio menciona que los ácidos grasos Omega 3 (presentes en el salmón, por ejemplo), también ralentizan el proceso de curación, aunque este último estudio se realizó en roedores. Mientras que otro trabajo, afirma que los ácidos grasos Omega 3, sobre todo si se trata de una lesión ósea, sí son buenos.
Juan Scaliter