Sobre todo porque una de sus grandes pasiones es la miel (como buen oso), y una lengua así es de mucha ayuda para meterse en todos los recovecos donde se esconden los panales. Este apéndice tan curioso del oso malayo ( Helarctos malayanus) le permite, además, alimentarse de los insectos que hay en los troncos, y alcanzar los nidos de termitas.
Otra de las peculiaridades de este oso es que tiene en el pecho una mancha en forma de U encaminada a aparentar mayor tamaño cuando pelea con algún otro animal. El oso malayo es el más pequeño de todos, como adaptación a la vida selvática: un macho pesa entre 30 y 60 kg, y una hembra, entre 20 y 40. El también llamado Ursus malayanus (menos correcto) está en peligro de extinción.
Redacción QUO