La escritora Isabel Allende asegura que “para las mujeres, el mejor afrodisíaco son las palabras”. Es posible que para ti las susurradas al oído también tengan un componente erótico; o al contrario, lo que en realidad te ponga es una imagen sexual sugerente. En ambos casos, el estímulo que provocan tanto la palabra como la imagen se manifiesta unos palmos al sur de la cara. Las señales acústicas no tienen la misma relevancia que el canto de los pájaros o la berrea del ciervo, que llega incluso a influir en el desencadenamiento de la ovulación de la hembra, pero pueden ser importantes para la respuesta sexual. Según el sexólogo Francisco Cabello: “La paralingüística, es decir, la entonación que se emplea al hablar, nos pone en contacto con la experiencia de apego adquirida en la infancia, y cuando es similar al tono empleado habitualmente por nuestra madre, genera confianza y facilidad para la entrega sexual”. Dicho de otra forma, la voz puede ser el más eficaz de los estímulos eróticos. En la Universidad de Albany, en Estados Unidos, pusieron a 149 hombres y mujeres a catalogar el atractivo de una serie de voces grabadas y encontraron que las más agradables correspondían a personas que se habían estrenado precozmente en las relaciones sexuales, y tenían mayor inclinación a la promiscuidad y a la infidelidad. El estudio llega a la conclusión de que “el sonido de la voz de una persona conlleva información sutil sobre el estatus biológico y la conducta sexual del que habla”. No es de extrañar, si se tiene en cuenta que, según los investigadores, las características que asociamos a un físico seductor tanto en hombres como en mujeres se corresponden a un tono y modulación de la voz también seductores. Entre las voces abundaban más las graves que las agudas, y en las características físicas fueron unánimes: los hombres tenían facciones apolíneas, hombros anchos y caderas estrechas; y las mujeres, cintura estrecha y caderas con curvas. Claro, que hay algunas excepciones. El periodista Carlos Llamas (según la Universidad Pontificia de Salamanca, la mejor voz de la radio) suele recordar el chasco que se llevó una oyente suya cuando se presentó en la emisora para poner cara a la voz que durante años le había resultado tan evocadora: “Ah, pero es usted; no le imaginaba así”.
Redacción QUO