Ser zurdo o diestro no depende únicamente de qué mano empleamos para escribir o con qué pie jugamos al fútbol. El cuerpo muestra en muchos de sus actos y miembros preferencia por un lado, el conocido como ‘lado dominante’.
Se puede conocer observando cómo se cruzan los brazos, qué mano coge a la otra por la espalda, qué mano se muestra activa al aplaudir, etc. Y aunque la inmensa mayoría de la población es diestra, también hay individuos que no son ni diestros ni zurdos puros, sino que manifiestan preferencias distintas en diferentes miembros.
Redacción QUO