Casi todos los mamíferos huyen de los sabores muy picantes. Los humanos somos capaces de desarrollar la tolerancia y hasta el gusto por ellos pero, de entrada, también nos producen rechazo. Y nos sientan mal si abusamos de ellos. Y eso es debido a que uno de los compuestos químicos responsables de dicho sabor, la capsaicina, provoca la activación del un canal iónico llamado TRPV1, que está presente en la superficie de las células sensibles al dolor que tenemos en la lengua.
Pero, ahora, un estudio realizado por un equipo del Kunming Institute of Zoology, ha descubierto que a las musarañas les encanta el sabor de las especies picantes. No solo no lo rechazan, sino que incluso lo buscan. Y es debido a una mutación que sufren en el receptor TRPV1.
Según los investigadores, se trata de un mecanismo evolutivo que ha permitido a esta especie alimentarse con una planta llamada Piper boehmeriaefolium, que contiene altas cantidades de capsaicina, y que resulta tóxica para la mayoría de las especies.
Fuente: ScienceDaily.
Vicente Fernández López