Cada vez estamos más concienciados sobre el riesgo que los microplásticos suponen para la salud de nuestros mares y océanos. En muchas ciudades se ha llegado incluso a prohibir el uso de las pajitas, que son uno de los principales resíduos que van a parar al mar. Y, ahora, nos enteramos de que hay otro que rivaliza con ellas (e incluso las supera) en peligrosidad medioambiental: las colillas de los cigarrillos.
Según un informe de la NBC, los filtros de los cigarrillos están fabricados con acetato de celulosa, un compuesto que tarda más de una década en descomponerse. Según las mismas fuentes, en treinta y dos años se han recogido sesenta millones de colillas tan solo en las playas americanas.
Cada año se fabrican más de cinco trillones de cigarrillos en todo el mundo. Y dos tercios de todas esas colillas acaban tiradas en cualquier parte. Por eso, se ha puesto en marcha una campaña llamada Cigarette Butt Pollution Projectque propone que (dado que no hay evidencias de que los filtros supongan una mejora para la salud de los fumadores) dejen de fabricarse, o que se hagan con materiales biodegradables.
Fuente: IFL Science.
Vicente Fernández López