La gran quedada
Los gorilas occidentales de llanura se reúnen en claros del bosque llamados “bais”. Mientras ellos se relacionan, los científicos tienen la oportunidad de observar su comportamiento y averiguar algo más sobre estos seres tan cercanos a nosotros.
© Thomas Breuer/Wildlife Conservation Society-Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology
¿Algo que objetar?
La seguridad que desborda este macho es una valiosa baza para el grupo. A partir de los 12 años, más o menos, el lomo de los gorilas se cubre de una pelambre canosa que les ha valido el nombre de “espaldas plateadas”.
© Thomas Breuer/Wildlife Conservation Society-Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology
El rey de la selva
Tiene todos los motivos para ser el ojito derecho de mamá. Cada gorila hembra sólo pare una cría en un promedio de cinco años. Hay que asegurarse de que salgan adelante, si queremos que la población siga aumentando.
© Thomas Breuer/Wildlife Conservation Society-Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology
¿A que molo?
Pues más vale que procuréis no cazarme, ni destruir esta gozada de hábitat que tengo alrededor. Me gustaría llegar a viejo y repartir por aquí otros cuantos ejemplares como yo.
© Thomas Breuer/Wildlife Conservation Society-Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology
¿Cómo has llegado hasta aquí?
El secreto para la supervivencia de las poblaciones que acaban de descubrirse reside en lo remoto e inaccesible de las zonas que habitan. Eso ha permitido a una colonia de 6.000 gorilas pasar desapercibida hasta ahora.
© Thomas Breuer/Wildlife Conservation Society-Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology
¿Y este qué pinta aquí?
El sitatunga es una especie de antílope africano que comparte las praderas cenagosas con los gorilas. Y ha pensado que también quería salir en la foto.
© Thomas Breuer/Wildlife Conservation Society-Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology