El nombre de Edith Margaret Garrud no es muy conocido en la actualidad, y eso que fue una auténtica pionera. Por un lado, formó parte del movimiento sufragista que, a principios del siglo XX, surgió en Inglaterra para pedir el derecho al voto de las mujeres. Y, por otro, fue la primera instructora femenina de artes marciales que hubo en Europa.
Edith aprendió la técnica del jiu jitsu de la mano de su esposo, William, pionero del culturismo británico y profesor de educación física. Y ella se convirtió a su vez en maestra. Dado que el movimiento sufragista era ilegal, la policía de aquel entonces no tenía muchos miramientos a la hora disolver aquellas manifestaciones de mujeres empleando métodos extremadamente violentos. Por eso, Edith decidió dar clases a sus compañeras de partido para que aprendieran a defenderse en el caso de ser agredidas.
Además, creó un cuerpo especial de mujeres-guardaespaldas para proteger a las líderes del movimiento, que fueron conocidas popularmente como las amazonas o las jiujitsuffragettes. Terminada la I Guerra Mundial, Edith se retiró a un segundo plano en el activismo feminista, y se dedicó a la enseñanza de artes marciales en una escuela que abrió junto a su esposo.
Fotos: Edith, a la izquierda, con su esposo y su hermana.