Afilada y directa, no deja duda de a quién tienen en el punto de mira. Y no es casualidad, según una investigación dirigida por el japonés Sayoko Ueda. La situación y la combinación de colores en los ojos del lobo gris los hacen resaltar a primera vista.
En un análisis de varias especies han comprobado que las que cumplen estas características tienden a vivir y cazar en grupo. Por eso, los investigadores sospechan que la mirada tiene una función de comunicación en esos animales. Por el contrario, las especies con ojos más disimulados en el conjunto del rostro suelen ser solitarias, sin interés por que sus presas descubran que las están observando.
La excepción fueron los dingos y los perros silvestres africanos, que viven en grupo sin que sus ojos destaquen. Una posible explicación, según los autores del estudio, es que se comunican principalmente por sonidos y movimientos de la cola.