James Bond nunca contó calorías para estar en forma. Esa es una de las ventajas de los héroes de ficción. Es sabido que 007 siempre fue eso que se conoce como un bon vivant. Le gustaban los buenos coches, la buena ropa, los martinis, las mujeres bellas y, por supuesto, la buena mesa. Ahora, el prestigioso fotógrafo británico Henry Hargreaves (especializado en retratar todo lo relacionado con el mundo de la gastronomía) y la estilista Charlotte Omnès (cuyo abuelo fue compañero del escritor Ian Fleming en el servicio secreto británico durante la II Guerra Mundial) han creado este curioso e interesante proyecto: preparar y retratar todos los platos que James Bond saborea en las novelas escritas por Ian Fleming.
Y hay que reconocer que el agente secreto más famoso del mundo no se privaba de nada a la hora de sentarse a la mesa. Aunque quien se lo podría reprochar. ¿Se imaginan a James Bond comiendo una barrita de muesli al mediodía? Sus aventuras no serían lo mismo, ¿verdad?
Pues nada, siéntense y disfruten por este repaso a través de la gastronomía de 007. Les avisamos, eso sí, de que sus papilas gustativas pueden excitarse.
Fotos. Cortesía de Henry Hargreaves.
Antes de sumergirse en el mar y participar en la mayor batalla submarina de la historia de la ficción, 007 se regaló unos suculentos espaguetis a la boloñesa sazonados con ajo picado, y regados con chianti.
En esta aventura, 007 viajó a los pantanos de Louisiana y Florida para desmantelar una red de narcotraficantes. Como era obligatorio, el gentleman británico por excelencia no tuvo reparo en disfrutar de la tradicional cocina yanki. Unas alitas de pollo, acompañadas por mazorcas de maíz y precedidas por una buena ración de almejas frescas.
Bond se nos fue al Caribe en esta historia. Y aprovechó para comerse una buena langosta y unas frutas tropicales.
Un típico desayuno británico a buena mañana. Huevos , bacon… Un agente secreto tiene que comenzar el día con energía.
El hombre de la pistola de oro
Huevos Benedict. Una tradicional receta británica que suele comerse en Pascua. Consiste en dos mitades de muffin cubiertas por jamón cocido, huevos escalfados y salsa holandesa.
Rognon de veau con champiñones. Un plato cool para disfrutar de un anochecer en las Costa Azul francesa.
Cangrejos frescos al vapor.
Diamantes para la eternidad.
Bond se paseó en esta ocasión por Texas y Las Vegas. Y aprovechó para zamparse un buen corte de ternera, acompañado de una ración de salmón ahumado.
Un plato frío, para aligerar un poco el estómago. Jamón con melocotón.
Ni en el espacio dejó 007 de disfrutar de la buena mesa. Un lenguado frito se comó en su aventura galáctica.
Al servicio secreto de su majestad
Poularde a la crema con paté.
En su periplo japonés, 007 disfrutó de la carne de Kobe al esitlo nipón.