¿De qué forma se orienta un murciélago?
Casi todos los murciélagos utilizan la ecolocalización para buscar su comida. Para ello necesitan sus cuerdas vocales y un agudo sentido del oído. Pero, ¿y si fuera mudo o sordo? De acuerdo con Marianne Vater, zoóloga de la Universidad de Potsdam, hay un 30% que no depende de este sentido. “Una opción es que un murciélago mudo –explica Vater– se muera de hambre. Pero lo más probable es que cambie su dieta. Los megaquirópteros, también conocidos como zorros voladores, se alimentan de fruta y no precisan de la ecolocalización. Otros tienen una vista igual o mejor que la humana. De hecho, hay especies que son capaces de detectar la luz ultravioleta”.
¿Qué hacen las arañas para no pegarse en su propia telaraña?
Parece una pregunta trampa. Si tan pegajosa es la tela hilada por las arañas, ¿por qué no se pegan ellas? William Eberhard y Daniel Briceno, de la Universidad de Costa Rica, han descubierto las razones. La primera es que sus extremidades están cubiertas con pequeñas vellosidades que reducen la superficie de apoyo. Y, por si fuera poco, generan una sustancia química que evita la adherencia.
¿Cuánta agua guarda un camello en su giba?
Pese al popular mito que sostiene que estas “naves del desierto” guardan agua en su joroba, la realidad es que lo que abulta no es el líquido elemento, sino grasa pura a la que los camellos recurren como “barrita energética”. En total unos 36 kilos. Eso sí, antes de adentrarse en las arenas puede secar un pozo de 135 litros como si nada.
¿Con qué sueñan los bebés?
De acuerdo con Jorge Iriarte, especialista en sueño de la Clínica Universitaria de Navarra, en España: “Para soñar hacen falta sentidos. Y a partir de la semana 30 de gestación ya están formados el tacto y el oído. También se precisa la memoria e imaginación. Los sueños de los bebés deben ser parecidos a los de los ciegos de nacimiento, que sueñan con olores, sonidos y sabores”.
¿Cómo enseñar a un mono a pelar un cacahuete?
Esta pregunta sirve tradicionalmente para hablar de dos modelos educativos. Hay dos formas: sentarse frente al mono, pelar el cacahuete, darle el contenido y repetir mil veces, o dejar al mono solo con un saco de cacahuetes y esperar que aprenda por sí mismo. Elige.
¿De verdad se abrió el Mar Rojo?
Si leemos la pregunta literalmente, la respuesta es no. Pero si hablamos sobre el Mar de los Juncos (Sea of Reeds, en inglés, muy similar a red o rojo), la respuesta sería afirmativa. Al menos según los estudios realizados por Carl Drews, del Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas (EE.UU.). De acuerdo con Drews, este cuerpo de agua, ubicado entre Egipto y la Península Arábiga, se abrió debido a fuertes vientos en el 1250 a. de C.
¿Cuántas estrellas hay?
Un grupo de científicos de la Universidad Nacional Australiana, liderados por Simon Driver, se ha puesto a la titánica tarea. Y el resultado es unas 7 x 1021 estrellas. Esto quiere decir que a cada habitante del planeta le tocan ¡un billón de estrellas! Para llegar a esta cifra analizaron el brillo (una medida para saber cuántas estrellas hay en una galaxia) de 10.000 galaxias ubicadas en una franja del universo visible (un 4%). Establecieron un promedio y luego multiplicaron esa cifra para llegar al 100% del universo observable.
¿Por qué no todos tenemos cáncer?
George Klein, de la Universidad Karolinska, señala que “existen cinco mecanismos anticancerígenos en nuestro cuerpo. Y han evolucionado para ser muy efectivos. Por ello, dos de cada tres personas no desarrollarán un tumor en su vida. Esos son los puntos clave que hay que estudiar”.
¿Cuándo nacen las neuronas?
Richard Adams, de la Universidad de Cambridge, es un neurocientífico cuyo objetivo es filmar el desarrollo embrionario. Adams utiliza al pez cebra y la microfotografía a intervalos determinados una suerte de película, para seguir su crecimiento. De este modo, puede ver exactamente cuándo no hay nada en una región y cuando una “semilla” empieza a gestar una neurona. Y, en tiempos humanos, Adams señala que en la décima semana de embarazo nacen las neuronas.
Si hoy dejáramos de tener hijos, ¿cuándo se despoblaría la Tierra?
Hay que realizar algunos cálculos. Las cifras del International Data Base (IDB) dicen que actualmente hay una población menor de 10 años de 1.200 millones de niños. Pensemos, con inocencia, que a estas edades no piensan en sexo. Y que los mayores de 70, un total de 500 millones, ya no buscan herederos. Los cerca de 5.500 millones restantes pueden pensar en ello. Y si tienen suerte, hasta llevarlo a cabo. Si el promedio de esperanza de vida es, según la ONU, de 70 años, en dos décadas los que hoy tienen cincuenta años o más habrían desaparecido (unos 1.700 millones según números del IDB). Dentro de 40 años habrían pasado a mejor vida unos 2.000 millones de habitantes, aquellos que hoy tienen entre 30 y 49 años. Y en 2076, se habrían esfumado los jóvenes actuales, los que ahora gastan entre 11 y 29 añitos. Adiós a otros 1.800 millones de habitantes. Y lo que nos quedan son los gurrumines que con 10 años, o menos, aún no se dejaban llevar por las hormonas. Llegado 2086, vivirían en un mundo en el que la distancia genealógica sería de apenas una década. Pero pensar que la humanidad llegaría hasta aquí, sin reproducción, es demasiado optimista. Es cierto que no serían necesarios los maestros ni los políticos, pero sí habría necesidad de médicos. Mucha. Y de gente que cultivara los campos y produjera alimentos. La industria se habría casi detenido por completo (falta de combustible, de explotación de recursos energéticos etc.) y solo quedaríamos dos periodistas escribiendo en Quo. Esperando la carta de un lector.
¿Es dolorosa una decapitación?
“Imagina que estás esperando tu ejecución –explica el cirujano Sergio Canavero– estás muerto de miedo y cuando llega el momento tu cerebro está sobrecargado. En mi opinión, si hablamos de una ejecución por decapitación, una persona consciente automáticamente activará los mecanismos de supresión de dolor que llevan a la analgesia. Igual que un soldado que es herido en el campo de batalla y solo ve sus heridas una vez que la situación de estrés ha pasado. Como especialista en dolor creo que en el momento de la decapitación la persona no sentirá prácticamente nada. Si a eso le sumamos que se interrumpe el riego sanguíneo, diría que en segundos (dos o tres), todo se ha terminado”.
¿Cuánto tardaríamos en contar los granos del desierto?
Jack Puleo, de la Universidad de Plymouth, ha realizado un estudio de cinco años sobre la erosión en las costas británicas. Basándose en sus resultados, dedujo que hay 700 trillones de granos de arena en todos los kilómetros cuadrados de este material que existen en la Tierra. Si contáramos 10 por segundo, tomaría unos 2 billones de años.
¿Podrías ganar un pulso a un T-REX?
Si fuera una competición leal, en la que no valen los mordiscos ni utilizar el propio peso, esos bracitos como palillos, que no sirven ni para aplaudir, no serían rival para ti. ¿O sí? El paleontólogo Francisco Ortega, que está realizando un trabajo sobre la musculatura de varios dinosaurios, asegura que “la respuesta es compleja porque no depende de un único factor. Se ha calculado que un tiranosaurio es capaz de flexionar su brazo con una fuerza algo mayor que el doble de la que puede desarrollar un brazo humano. Por lo tanto, aunque solo sea con ese pequeño margen, no es buena idea apostar en contra de uno de ellos. Sin embargo, en términos de movilidad, la capacidad de rotación del brazo de un tiranosaurio está muy restringida y casi con seguridad no sería capaz de mover el brazo en la forma adecuada para ganar un pulso. Así que, si nos mantenemos lejos de su boca, con un poco de suerte, no está todo perdido”.
¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?
No es una frase para ligar, pero en Quo nos da para horas de debate. Y es que hay cosas que nos las ponen a huevo. Justamente porque este es anterior a la gallina. Uno de los expertos “huevistas” es el profesor John Brookfield, especialista en genética de la evolución de la Universidad de Nottingham (Inglaterra). Brookfield asegura que “la primera ave que se convirtió en lo que hoy conocemos como una gallina se formó primero como embrión en el interior de un huevo”.
¿Podríamos sobrevivir solo a base de insectos?
La FAO ha elaborado un estudio (Valores nutricionales de los insectos para consumo humano) en el que se detallan las proteínas, minerales, vitaminas y calorías que puede aportar una dieta de insectos. El problema es hacer que esta sea exclusiva. Vivir a base de grillos, larvas y escarabajos puede permitir satisfacer las necesidades calóricas y minerales, pero hay vitaminas para las que la entomofagia va a rastras. Si bien contienen cantidades similares de cobre, selenio, sodio, potasio, hierro y zinc, en vitamina B12, por ejemplo, no van sobradas. Y la B12 es fundamental para el metabolismo celular y el normal funcionamiento del sistema nervioso. Tampoco se caracterizan por un adecuado contenido en vitamina A, esencial para la piel o la vista. Por lo tanto, a menos que queramos ir con los nervios de punta, con mal de ojo (literalmente) y la piel poco saludable, limitarse a una dieta de insectos en exclusiva no es saludable. Pero sí podría ser la única fuente de proteínas para una persona, adulta o niño.
¿Cómo pesar un iceberg?
El hielo es menos denso que el agua, 0.917 g/cm contra 1g/cm, por eso flota. Comparando ambas densidades averiguamos el porcentaje sumergido: en este caso, un 91,7%. Así, basta calcular qué volumen del iceberg sobresale y multiplicarlo por la densidad del hielo para obtener la masa. Si lo multiplicamos por 9,8 (gravedad de la Tierra) hallaremos su peso… En nuestro planeta.
¿Qué pasa si no se esquila a una oveja?
Shrek es una oveja neozelandesa que se escondió durante seis años en una cueva. Al ser hallada tenía unos 27 kilos de lana, suficiente como para confeccionar 20 trajes. Y aún así Shrek no tiene el récord del mundo en este ámbito. La mayor cantidad de lana obtenida de una oveja fueron 41 kilos, aproximadamente el doble de lo que pesaba el animal. El registro corresponde a un carnero llamado Chris, oriundo de Australia, que se extravió durante siete años. La cantidad de lana era tal que esquilarla tomó 45 minutos, cuando habitualmente no se sobrepasan los tres. Chris, al igual que Shrek, era una oveja doméstica, de raza merina para más datos, y estas tienen una peculiaridad: si no se las esquila, su lana puede seguir creciendo y creciendo… Dave Thomas, del Departamento de Ciencias Animales de la Universidad de Wisconsin asegura que esto tiene una explicación evolutiva. “La mayoría de las ovejas domésticas, como Shrek, no pierden el vello naturalmente y hay que esquilarlas. De lo contrario no para de crecer. Especies salvajes como el muflón canadiense (Ovis canadensis) sí pierden el vello de modo natural, mientras que las que se crían por su carne no pierden tanto como el muflón, pero no precisan esquilas frecuentes”. El esquilado de las ovejas, pese a las apariencias, es importante para la salud de estos animales. Así se evitan infecciones, la ceguera provocada por lana, obstrucciones en las vías urinarias y la dificultad o imposibilidad de levantarse por el peso del vello.
¿Cómo nos ven los peces?
Al igual que nosotros, los humanos, ellos también tienen conos y bastones en la retina. Los primeros, en ambas especies, son los responsables de la visión en colores, mientras que los bastones actúan en condiciones de baja luminosidad. Por lo tanto, la mayoría de los peces nos pueden ver. Que les interesemos es otra cosa. Bajo el agua, los colores son fundamentales: señalan potenciales parejas o peligros. Pero este medio absorbe gran parte de la luz: a los cinco metros, por ejemplo, desaparece el rojo, a los ocho, ya no hay naranjas, a los 15 metros se esfuman los amarillos y 45 metros bajo el mar, el verde no existe. Por eso no es extraño que peces como la carpa dorada (Carassius auratus) tengan fotoreceptores que les permiten ver la luz ultravioleta, algo que les da una gran ventaja en este medio. También hay peces, como el Rhynchohyalus natalensis o el Dolichopteryx longipes que tienen una suerte de anexos de ojos, como espejos, que les permiten mirar hacia arriba y hacia abajo. Al mismo tiempo.
¿Cómo se calcula el peso de un planeta?
El dueño de la balanza espacial es Isaac Newton. Cualquier trocito de materia, por más pequeño que sea, ejerce una atracción sobre otro cuerpo (gravedad) que es proporcional a su masa. Gracias a esta ley los científicos pueden calcular la masa de, supongamos, Saturno, viendo cómo afecta a otro cuerpo, como una de sus lunas. Cuanto más pesa un planeta, más “atrae” a sus lunas, que se vuelven más lentas en su órbita. Y si no tiene lunas, como Mercurio o Venus, no hay problema. La gravedad es una fuerza algo débil, pero llega muy lejos. Tanto como para actuar en planetas vecinos. Así, los astrónomos comparan la órbita real y la “solitaria” (creando un modelo de ese planeta orbitando solo en el universo) y de ello deducen su masa.
¿Cómo saber la función de un gen?
Hay tres estrategias básicas para intentar señalar a qué se dedica cada uno. “Analizando los genes de una persona con alguna enfermedad, para descubrir qué gen está mutado –explica Carles Lalueza Fox, experto en paleogenética de la Universidad Pompeu Fabra–. O bien buscar genes similares en modelos animales o crear ratones transgénicos para estudiar las consecuencias de los fallos”.