A muchísima gente le resultan sexys un hombre o una mujer vestidos de uniforme. Y, en ocasiones, esa atracción se convierte incluso en fetichismo. Pero hay uniformes y uniformes. Y algunos resultan deliberadamente sexys.
Lo habitual con los uniformes de gala femeninos, es que la longitud de la falda llegue hasta la rodilla y, en algunos casos, incluso más abajo. Pero, en los ejércitos de países como Rusia, China o Corea del Norte, las han acortado de forma bastante sorprendente, en algunas ocasiones convirtiéndolas en auténticas minifaldas.
En el caso ruso, el gobierno de ese país ya se ha ganado varias acusaciones de machismo y sexismo por parte de grupos feministas del país, por causa de los uniformes de sus militares femeninas. Pero en China y Corea del Norte nadie se ha atrevido a protestar aún, por razones obvias.
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