A Ed Skrein (en la foto) se le conoce principalmente por su trabajo en la serie Juego de tronos y por haber sido el villano de Deadpool. Pero, ahora, este actor británico vuelve a ser noticia por haber abandonado el rodaje de la nueva película de Hellboy. ¿El motivo? Negarse a interpretar a un personaje que en el cómic original es oriental. Ed considera que es injusto y vejatorio que no lo haga un actor asiático.
La práctica de que intérpretes blancos encarnen a personajes de otras razas recibe el nombre de whitewashing, y es tan vieja como el propio cine. En el pasado podía ser más o menos comprensible por motivos económicos, ya que para Hollywood resultaba más rentable contratar a un actor blanco famoso y caracterizarlo, que fichar a un intérprete de otro país y de otra etnia, pero desconocido para el gran público.
Pero, a partir de los años 60, el cine de otros lugares que no fuera Hollywood comenzó a acceder a más mercados, lo que motivó también que muchos actores japoneses, chinos, indios o de países árabes comenzaran también a hacerse más populares. Eso conllevó que la práctica del whitewashing fuera cada vez menos justificable y resultase más ridícula. Pese a ello nunca ha dejado de practicarse, y en el cine actual seguimos teniendo ejemplos, como el de Scarlett Johansson en Ghost in the shell, donde daba vida a un personaje que originalmente era oriental.
Paralelamente, también ha surgido la corriente contraria, el blackwashing, consistente en cambiar de raza a personajes que originalmente eran blancos, para que los interpreten actores afroamericanos. Y un buen ejemplo de ello lo hemos tenido recientemente con las noticias de que el carismático Idris Elba podría ser el próximo James Bond.
En esta galería os ofrecemos algunos famosos ejemplos de whitewashing, y uno de blackwashing.