Qué pereza da cuando ves a un futbolista hablando a la prensa como si fuera un ministro. Es que le quitan toda la gracia. Al fin y al cabo es un chavalín de 25 años, sudado, embarrado y que viene de correr detrás de una pelota en calzones. Y no nos reímos de ellos. En cambio, estamos deseando que rellenen los telediarios de competiciones estúpidas que se celebran por todo el mundo para soltar la carcajada. No señor, lo ridículo es lo primero, tomarse en serio algo que es un juego y luego hablar de ello como si fuera un hecho histórico.
En cambio, los que organizan carreras de triciclos, de casetas y hasta de sartenes con panqueques conservan la esencia del juego: la de divertirse. E incluso están deseando hacerlo fatal para que todo el público se ría. Pero también es verdad que da que pensar que la mayoría de estas competiciones se den en EEUU. Al menos, las inventadas en el siglo pasado y el presente.
Cuando das con una con un poco de enjundia, resulta que viene de una tradición europea más antigua tergiversada al gusto de cada población. Por ejemplo, hay una carrera de esposas al hombro que saltó de Escandinavia a las Islas Británicas y de allí a las colonias americanas; y sigue vigente en algunos lugares. En origen, se trataba de rememorar los robos de mujeres que unos pueblos vikingos perpetraban entre sí: las raptaban y (los muy brutos) echaban a correr con ellas a cuestas. ¿No tendría caballos esta gente? Esos mejunjes de tradición, fuerza bruta y estulticia son muy frecuentes.
Aunque los mejores y más estúpidos deportes son los imaginarios. Hay una divertida página web que está recopilando las propuestas más estrambóticas de sus visitantes, y hay verdaderos hallazgos: natación sincronizada en piscinas de bolas, esgrima con espadas láser, remo con la cucharilla del café, conducir con guantes de boxeo…
Fútbol americano en lencería
No es un titular, es el nombre del deporte del que –no te lo esperabas– hay una National Lingerie Footbal League en EEUU. Esta foto es de un partido en Kent (Washington).
El estado de Washington (pegado a Canadá) acoge estas carreras de casetas sobre esquís. Dos empujan y uno se divierte antes de estamparse.
Carreras de camellos, cebras y avestruces
En Virginia City (Nevada, EEUU) siguen la tradición árabe de las carreras de dromedarios y camellos. Y cuando acaban, corren también sobre cebras y avestruces.
Suponemos que los participantes en estas carreras de triciclos (“big wheel”) de San Francisco pierden toda autoridad para decirle a sus hijos que bajen con cuidadito las cuestas.
El (gran) balón prisionero
Vas al centro, coges un balón y se lo tiras al contrario. Si le das, le eliminas. Eso, pero con decenas de balones y jugadores,
es lo que hacen en Nueva York.
Carreras de tortas o panqueques
La carrera de panqueques consiste en correr dándoles vueltas sin tirarlos de la sartén. Esta es de Kansas (EEUU), pero la tradición viene del martes de Carnaval de 1445 en Inglaterra.
Duelo de cabezas esquimal
En Yellowknife (Canadá) siguen practicando el head pulling (tirar con la cabeza) de sus ancestros inuit. Uno debe arrancar la goma de la cabeza del otro.
Polo sobre ‘personal transporter’
Otro híbrido entre tradición, tecnología y tontería. Se trata de jugar al polo sustituyendo el caballo por un “personal transporter”, en este caso uno de Segway.
Los protectores de animales estarán encantados con el hog wrestling, donde cuatro animales tratan de meter a otro de especie porcina en un barril. La foto es en Wisconsin.
En inglés suena estupendo: inline skating. Con patines de ruedas en línea y monopatines de todo tipo, Maryhill (Washington) organiza este descenso rápido y algunas locuras más.