Las viejas habilidades no se pierden cuando se aprende una nueva habilidad similar, sin embargo, hacer las dos cosas al tiempo no funciona tan bien

¿Si aprendes a tocar el piano, te olvidas de tocar el violín o terminas tocando los dos instrumentos mejor? Todo depende de los circuitos que nuestro cerebro dedica a esa habilidad.

Por ejemplo, nuestro cerebro no nace con un circuito dedicado a la lectura. Cuando aprendemos a leer, recurrimos a las redes ya existentes dedicadas al reconocimiento visual de los objetos, que se encuentran en los lóbulos occipitales y temporales izquierdos.

Los expertos llaman a este proceso «reciclaje neuronal». Las estructuras se reutilizan para aprender nuevas habilidades, combinando aquellas habilidades que ya tenemos.

Según algunos teóricos, la nueva habilidad se aprende a expensas de la antigua porque ambas compiten por los mismos recursos limitados. Sin embargo en otras teorías indican que el aprendizaje de una nueva habilidad beneficiaría a la anterior. ¿Qué ocurre en realidad?

Leer y reconocer

Un grupo de investigación del Instituto Max Planck de Psicolingüística de Nimega (Países Bajos) ha investigado precisamente este proceso. Los científicos reclutaron a un centenar de participantes en la India, de los cuales aproximadamente un tercio era capaz de leer su lengua materna, el tamil, bien, otro tercio solo un poco, y un tercio nada.

A los participantes se les pagó el equivalente a unos 30 euros para que se sometieran a una serie de pruebas de capacidad de lectura, inteligencia y memoria durante tres horas. Entre otras cosas, se les mostraron caras, bicicletas y coches, y en la siguiente ronda se les pidió que eligieran los que acababan de ver.

Los investigadores no encontraron pruebas de que la alfabetización interfiriera en el reconocimiento de caras, coches o bicicletas. Más bien ocurría al revés: cuanto mejor podían leer los participantes, mejor reconocían las caras, los coches y las bicicletas.

Esto encaja con la segunda hipótesis, según la cual el aprendizaje de la lectura sensibiliza a las personas a los estímulos visuales. Para poder determinar qué es la causa y qué el efecto, sería necesario un estudio longitudinal, que se prolongara en el tiempo.

Sin embargo, los investigadores del Max Plank consideran es «muy improbable» que la inteligencia o la memoria de trabajo estén detrás de este fenómeno. En su lugar, creen que las habilidades más antiguas también pueden beneficiarse de aprender otras nuevas.

Coches y pájaros

La situación es diferente cuando dos mecanismos de reconocimiento del cerebro compiten por los recursos al mismo tiempo, es decir, están usando el mismo circuito. En un experimento en 2000 de la Universidad de Vanderbilt, donde se estudiaron a personas interesadas en los coches y a otras aficionadas a los pájaros.

En el caso de los expertos en coches, por ejemplo, se les daba peor reconocer a personas, ya que la visión de los vehículos ocupaba aquellos recursos del cerebro que suelen reservarse para las caras. Lo mismo ocurría con los fanáticos de las aves.

Las células cerebrales del «área facial fusiforme», un área cerebral en el lóbulo temporal, responden normalmente a las caras, pero también se disparaban al ver los coches o pájaros si los participantes eran lo suficientemente expertos en cada caso.

En el mismo estudio, la investigadora principal Isabel Gauthier y su colega demostraron que la visión de un experto en coches limita los recursos para las caras en el área cerebral denominada N170, en el lóbulo temporal. Los investigadores hablan de un «cuello de botella perceptivo”, nuestros circuitos se pueden usar para una cosa o para otra, pero no para las dos a la vez.

REFERENCIA

Does Neuronal Recycling Result in Destructive Competition? The Influence of Learning to Read on the Recognition of Faces

Expertise for cars and birds recruits brain areas involved in face recognition