Que la era del hidrógeno se avecina ya no es noticia. Los planes están trazados y España se va a poblar de Valles de hidrógeno verde de extremo a extremo. Este es el plan
Hasta la llama Olímpica de los juegos de Tokio ha ardido, por primera vez en la historia, con hidrógeno. La llama es solo un símbolo con el que los japoneses han mostrado al mundo su apuesta por encabezar la carrera del Siglo, empujando está la fuerte inversión económica por el hidrógeno para sustituir a los combustibles fósiles en todo el mundo.
Europa quiere liderar esa transformación, y los fondos de recuperación Next Generation, tras la COVID, van en gran medida dirigidos a «descarbonizarnos», con el hidrógeno como punta de lanza en la apuesta por el cambio.
Con dinero fresco sobre la mesa, cada día surge un proyecto, un consorcio de grandes productores de combustible, una comunidad autónoma que propone generar un Valle de hidrógeno verde en su territorio.
De aquí a 2050 (ese suele ser el fin de fecha para la mayoría de los planes), en los Valles de hidrógeno verde los vehículos, por tierra, mar y aire, se moverán con hidrógeno; los hogares se calentarán con el hidrógeno como fuente base; las bombillas se iluminaran y la industria se alimentará de hidrógeno.
El plan transformado es global. El presidente Sánchez lo anunció en noviembre: «Entre 2021 y 2023, vamos a destinar más de 1.500 millones de euros al desarrollo del hidrógeno renovable”. La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, decía en la asamblea de la International Renewable Energy Agency, que el hidrógeno verde es para España un «proyecto país».
Qué es el hidrógeno verde
Para obtener Hidrógeno verde (o renovable) se emplea como materia prima el agua (H2O) y como fuente de energía para la electrolisis, una renovable.
La explicación básica consiste en aplicar electricidad que proceda de fuentes de energía renovables (de ahí que sea verde) a la molécula del agua para separarla en hidrógeno y oxígeno. En ese proceso no hay emisiones de CO2 por ninguna parte y el hidrógeno, en su combustión, produce solo agua.
El 99% del hidrógeno que hoy produce el mundo es hidrógeno sucio: fabricado a partir de gas natural y en un proceso en el que sí se producen emisiones de gases de efecto invernadero.
La electrolisis necesaria para conseguir el hidrógeno verde se producirá a partir de fuentes renovables. Se producirá energía sin emitir dióxido de carbono a la atmósfera. En su combustión produce solo agua.
Esta manera de obtener hidrógeno verde, como apunta la AIE, ahorraría los 830 millones de toneladas anuales de CO2 que se originan cuando este gas se produce mediante combustibles fósiles (el hidrógeno gris). Reemplazar todo el hidrógeno gris mundial significaría 3.000 TWh renovables adicionales al año —similar a la demanda eléctrica actual en Europa.
Con el objetivo de la «descarbonización» propuesta para 2050, el hidrógeno tiene muchas oportunidades de convertirse en negocio.
¿Por qué ahora?
Julio Verne en su novela “La isla misteriosa” auguró que algún día el agua, bajo la forma de sus componentes hidrógeno y oxígeno, serviría como fuente inagotable de energía. Quizá ahora se haga realidad. Primero, porque el petróleo, aunque parecía eterno, se agota. Después, porque el objetivo de no seguir soltando CO2 a la atmósfera parece al fin un objetivo sin discusión.
Antes de que finalizara el siglo XVIII, el ejército francés utilizaba el hidrógeno para sus globos espía. Un siglo después, Alemania lo utilizó para cruzar el Atlántico con sus dirigibles, y tras la segunda guerra mundial, el hidrógeno sirvió para motores de todo tipo de vehículos, incluidas las locomotoras y los submarinos, aunque no tuvo gran éxito. Sin embargo, tras la catástrofe del Hinderburg en 1937, un dirigible alemán tipo zeppelin, destruido a causa de un incendio cuando aterrizaba en Nueva Jersey (con 36 personas muertas), el hidrógeno desapareció como apuesta de combustible global.
El auge del carbón en el siglo XIX y del petróleo en el siglo XX eliminaron toda posibilidad del uso masivo del hidrógeno. Más adelante, ya en la segunda mitad del siglo XX, la preocupación por el ambiente y los posibles efectos sobre el clima, el comienzo de la era espacial y la inquietud sobre el agotamiento de los combustibles fósiles, ha traído de nuevo un gran impulso, sobre todo, de la industria automovilista, por el empleo a gran escala del hidrógeno.
Hizo falta la pila de combustible
El interés de las industrias aeroespacial y automovilista por el hidrógeno ha sido posible gracias a la llamada pila de combustible, donde el hidrógeno puede quemarse con el oxígeno, transformándose la energía de la combustión en electricidad.
La lanzadera espacial Shuttle y el Ariane europeo llevaban una mega pila de combustible
Este proceso fue ya descubierto en 1839, pero su desarrollo se abandonó hasta la década de 1960 cuando la NASA empezó a usar electricidad a partir del agua en algunas de sus misiones espaciales. La lanzadera espacial Shuttle y el Ariane europeo llevaban una mega pila de combustible.
Actualmente, un gran número de prototipos de las principales marcas de automóviles y autobuses ensayan pilas de combustible de tipos muy diversos.
El hidrógeno es normalmente un gas. Es el elemento más abundante en el Universo y es el combustible de las estrellas y, evidentemente, del Sol, pero no está disponible en la Tierra. El posible yacimiento más próximo está en Júpiter, inaccesible por el momento.
En la Tierra, desgraciadamente, el hidrógeno está combinado en su mayor parte formando agua, no hay hidrógeno libre. Así que para obtenerlo hay que recurrir al mar, en el que el hidrógeno está en un 11,19% en peso.
Existen ya numerosos automóviles con pilas de hidrógeno que circulan por carreteras europeas gracias a las ayudas y subvenciones de la Unión Europea. E igualmente hay ya en Alemania, entre otros países, estaciones de servicio, hidrogeneras, que suministran hidrógeno gas a presión e hidrógeno líquido.
En Estados Unidos y en muchos países de Europa, entre ellos España, circulan autobuses movidos por pilas de hidrógeno en ciudades con el fin de evitar la contaminación del ambiente. Pero esto no significa que la transformación esté ya hecha.
Para que los Valles de hidrógeno verde lo sean de verdad, es necesario hacer una enorme inversión en la tecnología para su producción, almacenaje, y en vías de distribución a la industria y los hogares. Es decir, hay que transformar el mundo.
La distribución a automóviles podría hacerse con el equivalente a las gasolineras con hidrógeno líquido. Ya existen en diversos países estaciones de servicio en las que se presta este servicio. El hidrógeno gas a presión se sirve ya en flotas de autobuses como ocurre ya en Barcelona y en Madrid. Se ha propuesto que, para acelerar el proceso de establecer un sistema general, se utilicen algunos de los actuales gasoductos, tras modificar algunos componentes como los compresores, y observar el comportamiento del acero de las conducciones por su posible fragilización.
En Estados Unidos se transporta hidrógeno líquido en cisternas criogénicas sobre camión, vagón de ferrocarril y barcaza especialmente preparados. En una fase posterior, más lejana, la red de conducciones podría ampliarse a otros menesteres.
Y ¿Cuánto va a costar? De momento, hay pocos datos acerca de los costes o precios del hidrógeno tanto dependiendo del proceso seguido para su obtención como de los costes previstos para el suministro en estaciones de servicio. A día de hoy, los costes no pueden competir con la gasolina.
¿Por qué vas a vivir en un Valle de hidrógeno verde?
El Valle de Hidrógeno Renovable de la Comunidad de Madrid, Green Hidrógeno Cantabria, Corredor Vasco del hidrógeno, Clúster del Hidrógeno Verde de Castilla-La Mancha, Consorcio del Hidrógeno Verde de Cataluña, Valle del Hidrógeno de las Tierras del Ebro de Tarragona… Son solo alguna de las agrupaciones estratégicas que han despegado en distintas autonomías para competir en la carrera por el hidrógeno como gran fuente energética del futuro. Y a estas, se suman iniciativas en otras regiones, como Andalucía, Murcia, Galicia o Asturias.
Los gigantes Endesa, Iberdrola, Naturgy y Enagas, arropados por los fondos europeos que ha traído la COVID, están ya en marcha con planes “hidrogenizadores” en toda España.
El futuro es convertir España en “un país exportador de hidrógeno renovable”
Según la hoja de ruta del Cobierno, (2020-2030) será de desarrollo de la tecnología y el futuro es convertir España en “un país exportador de hidrógeno renovable”. Nuestro clima, con sol casi sin interrupciones, nos convierte en un lugar propicio para producir hidrógeno y venderlo a las Europa del norte, más umbría.
El Valle verde de As Pontes (A Coruña), Huelva, Teruel, Almería, Tarragona, Valle del Ebro, Compostilla (León) y Seseña (Toledo)
Endesa ha presentado 23 proyectos relacionados con el hidrógeno renovable en las distintas fases de la cadena de valor de este gas, por valor de más de 2.900 millones de euros (M€) para poner en marcha 340 megavatios (MW) de potencia en electrolizadores alimentados con 2.000 MW de potencia renovable. Se van a construir 8 electrolizadores con una capacidad de 315 MW, en As Pontes (A Coruña), Huelva, Teruel, Almería, Tarragona, Valle del Ebro, Compostilla (León) y Seseña (Toledo).
Hidrógeno verde para los habitantes de La Robla (León)
Las dos gasísticas líderes en España proyectan una fábrica de hidrógeno limpio en La Robla (León), que producirá aproximadamente 9.000 toneladas de H2 verde al año mediante un electrolizador de hasta 60 MW y un parque solar fotovoltaico de cuatrocientos megas (400 MW). Si sigue adelante, se instalaría en La Robla, en el entorno de la central térmica (carbonera) clausurada. El hidrógeno verde que produzca irá destinado al consumo local, la inyección a la red gasista y posibilitar una futura exportación hacia el noroeste de Europa.
Dos parques fotovoltaicos en Mallorca
El objetivo de Power to Green Hydrogen Mallorca es producir más de 300 toneladas de hidrógeno renovable al año con la energía que generen dos parques fotovoltaicos situados en los municipios de Lloseta y Petra. El hidrógeno servirá como combustible en autobuses y vehículos de alquiler, que podrán repostar en una estación de servicio -hidrogenera-. También para la generación de calor y energía para edificios comerciales y públicos, o como energía auxiliar en ferris y operaciones portuarias. Además, parte de ese hidrógeno verde se inyectará en la red de gas de la isla.
Puertollano (Ciudad Real)
En Puertollano se va a instalar el mayor complejo de hidrógeno verde para uso industrial de Europa. Va a integrar una instalación solar fotovoltaica de cien megavatios (100 MW), un sistema de baterías de ion-litio con una capacidad de almacenamiento de veinte megavatios hora (20 MWh) y un sistema de producción de hidrógeno mediante electrólisis de 20 MW (que funcionará con energía 100% renovable). El hidrógeno «verde» que produzca la nueva instalación será empleado en la fábrica de amoniaco de Fertiberia en Puertollano.
Un barco en Cantabria
El proyecto Bahía H2 Offshore, sacará hidrógeno del mar. Impulsado por el clúster de energías marinas de Cantabria y pionero en España, tiene como objetivo el desarrollo de un innovador sistema de generación, en condiciones marinas, de combustibles en forma de hidrógeno y amoniaco, mediante energía solar flotante. El combustible verde obtenido se destinará a buques y equipamientos de líneas y operadoras del Puerto de Santander.
El Valle de hidrógeno verde en Asturias
Duro Felguera, Hunosa y Nortegas se han unido para desarrollar proyectos de hidrógeno verde en la zona central de Asturias. Los proyectos se centrarán en la producción y almacenamiento, pero también en el suministro de hidrógeno para el transporte y la inyección en la red de gas natural.
Además, están las primeras hidrogeneras instaladas ya en Madrid, el proyecto de un tren Talgo híbrido hidrógeno-eléctrico: los primeros autobuses de hidrógeno en Barcelona, y un largo etcétera de ejemplos que avisan de la llegada de un nuevo modo de vida o, al menos, un nuevo modo de alimentar el ingente consumo energético de nuestra sociedad. El hidrógeno es la apuesta, veremos si no sale rana.
Para conseguir hidrogeno hace falta agua, y el agua es un elemento mas bien escaso por estos lares, y si producimos hidrogeno para exportar, estaremos reduciendo la cantidad de agua disponible, a cambio de que cuatro empresas se beneficien de ello. Y se supone que para que sea mas rentable la operación, querrán aprovechar otros subproductos de la electrolisis del agua, como el oxígeno. Otra cosa es que se produzca el hidrógeno solo para el abastecimiento de las zonas inmediatas, con lo que el agua resultante de su combustión repondría la utilizada en su fabricación. No lo veo claro, que nos lo expliquen mejor, y que nos expliquen también el costo que va a tener en contaminación un cambio tan radical, a nivel mundial de muchos materiales para adaptarse al nuevo sistema energético. Quizás, aunque nos cueste asumirlo, sobre todo para los que no paran de llenarse los bolsillos con estas cosas, lo mejor es una desaceleración a nivel mundial. Seria lo mejor para el planeta.