A primera vista, no tiene sentido: Venus es el planeta con mayores temperaturas del sistema solar (unos 460ºC, con pocas variaciones entre el día y la noche), una presión atmosférica 93 veces mayor a la de la Tierra) y nubes de dióxido de carbono y lluvias de ácido sulfúrico. Y, aún así, podría ser nuestro hogar en el futuro. Esa es la conclusión de un reciente estudio publicado en The Astrophysical Journal Letters y liderado por Mattias Green.
De acuerdo con los autores, Venus a fue un lugar muy diferente, con una atmósfera más fría y océanos líquidos en su superficie. También había una mayor variación de temperaturas entre el día o la noche, algo que se atribuye a su atmósfera y a una rotación lenta: lo que a la Tierra le toma casi 24 horas, es decir un día, en Venus requiere alrededor de 243 días, el tiempo necesario para completar una rotación sobre su eje.
Durante algún tiempo, los astrónomos han sospechado que Venus podría haber girado más rápidamente, lo que habría sido un factor clave para poder soportar un océano líquido en su superficie (y posiblemente incluso vida). En cuanto a la causa de esto, la teoría más aceptada era que un impacto masivo influyó en la rotación de Venus.
Pero el equipo de Green propuso una opción diferente: ¿y si los responsables fueran los océanos de Venus? En pocas palabras, las mareas habrían actuado como un freno en la rotación del planeta debido a la fricción generada entre las corrientes de marea y el fondo marino.
Para cuantificar cuánto podrían haber frenado los océanos a Venus, el equipo de Green realizó una serie de simulaciones. El equipo simuló cómo sería Venus con océanos de profundidad variable y un período de rotación que oscilaba entre 243 y 64 días. Lo que descubrieron fue que las mareas oceánicas habrían sido suficientes para reducir la velocidad hasta 72 días terrestres cada millón de años.
Dado que fue esta reducción en la velocidad de rotación lo que causó que los océanos de Venus se evaporaran, lo que llevó al efecto invernadero, esta interrupción privó a Venus de su habitabilidad.
Este estudio podría ayudar a reconocer las estrategias futuras para que Venus recupere sus océanos, reducir significativamente el efecto invernadero y darnos una alternativa a un posible planeta habitable.
Juan Scaliter