Reconducir las compras e inversiones

Mike Barry, director de Negocio Sostenible de Marks & Spencer, asegura en el vídeo El poder de los consumidores que somos “vitales para alcanzar la economía circular” y que la estaremos apoyando si la hacemos nuestra. España firmó en septiembre un pacto con la UE para impulsarla a través de, por ejemplo, el upcycling (reutilizar para crear un producto de mayor calidad). Es la línea que siguen  los artículos de Lefrik, las gafas de Sea2See y la moda de Ecoalf (en la imagen), elaborados con plásticos reciclados.

Bajar aún más la tasa de natalidad

Asegurándonos de que mujeres y hombres tienen acceso a la educación y los servicios de planificación familiar voluntaria, especialmente donde no existen. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa total de fertilidad, es decir, la media de hijos nacidos de una mujer que sobrevive
a su edad reproductiva (ente 15 y 49 años) se ha reducido aproximadamente a la mitad desde 1960 en todo el planeta. Aún así, las predicciones de crecimiento poblacional suponen un reto a la sostenibilidad global.

Reintroducir grandes predadores

A pesar de la controversia social que pueden provocar este tipo de medidas en casos como el del lobo, los científicos subrayan su papel clave en la conservación. Al ser especies grandes, con requerimientos de espacio muy amplios, si conservamos su terreno, aseguramos que estamos preservando el de otras muchas formas de vida. Una reserva para un tigre o un lince ibérico debe tener cientos de hectáreas. No digamos para un jaguar, que puede llegar a los 1.000 km2 de área de campeo. Para conservar una población viable, hacen falta 10.000 e incluso 50.000 km2  de zona de protección. Reintroducirlos a ellos significa directamente preservar la tierra que habitan.

Educar en la apreciación de la naturaleza

“Cuando se anima a la gente a observar de cerca lo que queda
de la naturaleza, en su complejidad, belleza y majestuosidad, y cuando comprenden que el medio ambiente es el hogar de su historia profunda, muchos se convierten en los más fervientes defensores de sus reservas”, proclama el experto en conservación E. O. Wilson en su último libro La mitad de la Tierra.

Contra la pérdida de fauna

Se reclaman políticas que atajen la crisis de los furtivos y la explotación y comercio de especies amenazadas. Como ejemplo, la prohibición por parte de la Unión Europea de comerciar con aves silvestres.

Su intención tenía más que ver con la salud pública, ya que buscaba frenar la gripe aviar. Pero, según un reciente estudio publicado en Science Advances, ha reducido el comercio mundial de aves en un 90 %. La buena noticia necesita una gran dosis de cooperación internacional para mantenerse, ya que los autores detectaron que las rutas comerciales se han trasladado a Asia y América. Algunos de los nuevos destinos, como México, son además puntos calientes de biodiversidad,
Medidas como la prohibición de cazar rinocerontes negros en Kenia en 2013 no han disminuido su número de muertes en África.

Reducir el desperdicio de alimentos

A través de la educación y la mejora de las infraestructuras. En los países desarrollados, un tercio de los alimentos termina en la basura.

Pequeñas iniciativas, como las apps para compartir sobrante entre vecinos o tiendas de productos “pasados de fecha” como la danesa WeFood (foto de arriba), sirven sobre todo para concienciar. Ricardo Migueláñez considera que “hacen falta aportaciones de todos los eslabones de la cadena: desde la selección de semillas, pasando por envases más adecuados al consumidor final y la reducción de mermas en los procesos de procesado y distribución”.

Tamaño sostenible de la población

A día de hoy, no se ha establecido científicamente el número de pobladores que puede soportar nuestro planeta. Principalmente, porque estamos de estreno: nunca antes nos habíamos multiplicado a tal velocidad. Un informe de la ONU de 2012 llegó a calcular 65 cifras “ideales” diferentes, combinando diversos criterios. Esto complica la búsqueda de políticas que adapten la población a los recursos. Más que la cantidad de “masa humana”, el gran reto de la sostenibilidad es el aumento desproporcionado del consumo y los estilos de vida con exceso de emisiones. Y estas varían muchísimo entre núcleos urbanos, que están registrando los mayores incrementos de habitantes. Con excepciones como Copenhague, la huella de  las urbes ricas supera a la de las pobres.

Dieta de origen más vegetal

Claro está, entre los que podemos permitirnos elegir dieta. ¿La razón? A nivel mundial, la ganadería es ya responsable del 14,5 % de las emisiones de gases de efecto invernadero. Un pequeño paso: el proyecto de ciudad inteligente de Kashiwanoha (Japón) incluye el cultivo hidropónico de vegetales en los propios restaurantes. Pero la gran transformación pasará por reducir emisiones a base de innovación tecnológica y reducción de la producción ganadera. En opinión de Giorgos Kallis, “las pequeñas explotaciones tendrán más fácil la transición al negocio agrícola”, cuya implicación medioambiental fomenta la futura PAC recién anunciada por la Comisión Europea. Y “los negocios especializados en ganadería de alto valor podrían continuar con ella. No es necesario que sufra todo el sector”, argumenta el especialista en política ecológica. “Sí lo hará la producción masiva”.

Precios e impuestos realistas

Al igual que los sistemas de incentivos, para que reflejen los costes al medio ambiente. Al mismo tiempo, revisar la economía para reducir la desigualdad. Giorgos Kallis, investigador en Ecología Política de la Universidad Autónoma de Barcelona, considera que: “Es clave comenzar a diseñar una economía que no necesite una subida del PIB cada año. Y hay que empezar a pensar cómo estructurarla”. Por ejemplo, modificar el sistema de impuestos: “bajar los que gravan el trabajo a las personas con menos ingresos y subir los de los productos con mayor huella de carbono”.

Fuentes renovables de energía

 “Diseñar y promover nuevas tecnologías verdes y adoptar de manera masiva fuentes renovables de energía, al tiempo que se van reduciendo hasta finalizarlos los subsidios a la energía producida con combustibles fósiles”, dice el documento. En Europa dichos subsidios son mínimos, pero su magnitud en países como Arabia Saudí o Venezuela “podría provocar una importante contestación si no se restringen con mucho cuidado”, opina Pedro Linares, profesor de Organización Industrial en la Universidad Pontificia de Comillas y director del centro de investigación Economics for Energy.En cuanto a la introducción de renovables, “su porcentaje ya es alto en generación eléctrica en muchos países, pero aún es pequeño en el consumo total”. Aumentémoslo.