Del mismo modo que enviamos un mensaje de texto a través de internet, nuestro corazón puede generar mensajes que viajan largas distancias a través del cuerpo. Aunque lo hacen por diferentes motivos y hacia distintas células, un reciente estudio ha encontrado evidencia que hay algunos, muy específicos, que se comunican directamente con las células grasas.
«Se había sospechado la capacidad del corazón para comunicarse directamente con la grasa – explica Walter J. Koch, líder del estudio publicado en JCI INsight – , pero nuestro estudio es el primero en proporcionar evidencia de interferencia entre el corazón y el tejido graso. Una comunicación que está regulada por la enzima cinasa 2, unida a la proteína G (GRK2)”.
Los hallazgos podrían tener implicaciones impotantes a la hora de controlar el aumento de peso en pacientes con insuficiencia cardíaca, una afección que surge cuando el corazón ya no puede bombear sangre de manera efectiva a través del cuerpo.
“La señalización GRK2 en el corazón regula efectivamente la acumulación de grasa en el cuerpo – añade Koch en un comunicado –. A través de este camino, el corazón ‘habla’ con la grasa y altera cómo responde a ciertas condiciones”.
Para llegar a esta conclusión, el equipo de Koch llevó a cabo una investigación en ratones con actividad GRK2 inhibida en el corazón. Cuando se les alimentó con una dieta alta en grasas, acumularon significativamente más grasa que sus compañeros de camada con una actividad normal del GRK2. El experimento se repitió en ratones con GRK2 sobreexpresado en el corazón, imitando el aumento de GRK2 que se produce en la insuficiencia cardíaca en humanos. Cuando se les dio una dieta alta en grasas, estos ratones ganaron menos peso corporal en comparación con sus compañeros de camada normales.
Si esto quiere decir que podemos comunicarnos con el corazón para potenciar los efectos de una dieta, es el próximo paso que está resolviendo el equipo de Koch.
Juan Scaliter