Los animales tienen destrezas increíbles para sobrevivir a las bajas temperaturas del invierno. Algunos se dedican a hibernar, pero otros tienen estrategias realmente curiosas para enfrentarse a él. Una de ellas es la criogenización.
Texto de @MarGomez. Doctora en Físicas. Responsable del área de meteorología de @eltiempoes
Las ranas de madera, por ejemplo, se encuentran en estos meses entre la vida y la muerte, y es que se congelan literalmente durante casi medio año para luego «resucitar» en primavera. A esta técnica de preservación a bajas temperaturas se la conoce como criogenización. No son los únicos animales que sobreviven así, ya que algunos insectos utilizan el anticongelante de sus cuerpos para “volver a la vida” cuando acaba el invierno.
Un caso muy curioso en este sentido es el de los insectos weta, originarios de Nueva Zelanda. Durante el invierno, entran en un proceso conocido como criptobiosis, que les permite hibernar en una especie de «modo de congelación» en el que aparentan estar muertos. Gracias a esta técnica, pasan desapercibidos para los depredadores (se ponen panza arriba, con las patas extendidas y las garras expuestas).
Otras especies utilizan mecanismos menos impactantes, pero a la vez muy útiles. Es el caso de los bueyes almizcleros del Ártico que gracias a su pelaje interno llamado qiviut pueden sobrevivir a temperaturas inferiores a los -45ºC. Algo similar ocurre con el oso polar que posee una capa de grasa extra para conservar el calor.