Cuando rige la impaciencia, los peatones tenemos por costumbre tomar el carril izquierdo de la escalera mecánica para subir andando. En carretera, la normativa así lo indica. El izquierdo es para adelantamiento. ¿Qué ocurre en el tráfico peatonal? ¿Y si la mejor opción fuese quedarse quieto? La realidad muestra que aplicamos la misma regla que en un vehículo. Los pasajeros más lentos usan la mitad derecha del escalón para dejar que el resto continúe. Lesley Strawderman, una ingeniera de la Universidad Estatal de Mississippi, en Estados Unidos, analiza en The Conversation qué sería más eficiente para el flujo de personas, si un carril para caminar y otro para permanecer quieto o ambos para estar de pie.
Una investigación en una estación de metro londinense valoró esta cuestión partiendo de una observación: el 74,9% de los peatones suelen pararse en la escalera mecánica habitualmente congestionada. La decisión fue prohibir el movimiento de los usuarios, lo que propició que más gente pudiera moverse por la estación en la misma cantidad de tiempo. Para Strawderman, una escalera mecánica altamente eficiente es aquella que tiene el mayor rendimiento. Es decir, que transporta al mayor número de personas a su destino”.
Cuando los diseñadores planifican espacios como carreteras y edificios, consideran el espacio necesario para cada persona en el entorno. Este espacio necesario varía dependiendo de cómo se utilice. “Para un peatón, la zona de seguridad describe cuánto espacio necesita una persona para sentirse cómoda, y cambia según la actividad. Alguien de pie necesita, en promedio, un poco más de 0,3m² de espacio, mientras que un peatón que camina necesita más de 0,75m². Esto significa que algo tan restringido como es una escalera mecánica puede albergar cómodamente más del doble de peatones en pie que caminando”, indica la ingeniera.
Nos mimetizamos con el resto
Sin embargo, la polémica está sembrada. Permitir que la gente camine por la izquierda hace que algunos individuos avancen más rápido, a pesar de reducir la capacidad de la escalera. Al mismo tiempo, la variedad de velocidades de los caminantes dificulta la eficiencia.
Los ingenieros consideran a muchos peatones en un área como una multitud de alta densidad. En estas situaciones, los peatones tienden a caminar mucho más despacio que cuando están en un espacio abierto o de baja densidad. Esta lentitud se debe, según Strawderman, tanto a la falta de espacio como a la necesidad de que cada peatón tome decisiones: ¿Debo acelerar? ¿Ir más despacio? ¿Pasar a esta persona? ¿Solo esperar? “Este abrumador compendio de interrogantes puede llevar a que los peatones se comporten como los que los rodean, algo que resulta menos agotador mentalmente”, dice. La conclusión de esta ingeniera es “Párese a ambos lados de la escalera mecánica. Los otros le imitarán”. Aunque no parezca demasiado lógico, ella está convencida de que esta actitud ayudará a todos a llegar antes a su destino.
Marian Benito