Los actuales seres humanos no habríamos sido los primeros en contribuir a un cambio climático. Un estudio publicado en Science sugiere que nuestros ancestros de hace 10.000 años y su predilección por la carne de mamut tendrían ese dudoso honor.

Uno de los responsables del estudio, Chris Doughty del Instituto Carnegie para la Ciencia de EE.UU, señala que la desaparición de los mamuts y la posterior expansión de los bosques dio lugar a un calentamiento medio global de al menos 0,1 ? C, y al menos en parte, a un pequeño grupo de seres humanos hambrientos.

Los mamuts eran herbívoros y se alimentaban de grandes cantidades de pequeños árboles y hierba en las regiones más al norte del planeta. Una vez que los mamuts se extinguieron – y los seres humanos de aquella época pudieron ser la causa – las zonas de alimento de aquellos grandes seres se convirtieron en bosques, que absorbían y retenían más calor. Al no estar los mamuts, los árboles también podían crecer más y no cubrirse al completo de nieve, contribuyendo a un gradual calentamiento incluso en los meses de invierno.

Redacción QUO