Hay dos sistemas predominantes. En uno, el aparato tiene célula fotoeléctrica a la que siempre está apuntando un haz de luz. Si esa luz se interrumpe por el humo, salta la alarma. El otro método consiste en ionizar el aire dentro del detector, y crear una mini-corriente eléctrica.
El humo entorpece esa corriente al pegarse a los iones
Redacción QUO