Como ha dicho una de las mujeres del día, la astrobióloga Felisa Wolfe Simon: ¿A qué viene tanto revuelo con el arsénico? Vamos a ver.

El origen de la vida, por lo menos la descubierta hasta la actualidad, tiene una gran deuda con el fósforo. Todos los seres vivos conocidos comparten unas bases bioquímicas en las que aparecen fosfatos.Es un elemento abundante que permite la formación de nucleótidos, el ADN y ARN en que se basa la estructura química de la vida, y el trifosfato de adenosina (ATP), básico en las células y su sistema de transferencia de energía. Los científicos estiman que los nucleótidos aparecieron en la Tierra hace unos 4.000 millones de años, y a partir de ahí la evolución hizo el resto.

No obstante, Wolfe-Simon no descarta que también pudiera haber vida basada en el arsénico.El año pasado esta científica publicaba un artículo en la revista International Astrobiology Journal en el que sugería dicha posibilidad.

El arsénico tiene unas propiedades químicas parecidas al fósforo. Según Wolfe-Simon, el arsénico podría haber estado presente en los comienzos del origen de la vida y haber creado un sistema bioquímico paralelo que incluso hoy día podría seguir existiendo en la Tierra.

En este sentido, la investigadora no se encuentra sola. El bioquímico Steven A. Benner de la Fundación para la Evolución Molecular Aplicada, en Gainesville, Florida (EE.UU.), forma parte de un proyecto de investigación de la NASA que trata de desvelar cómo podría ser la vida extraterrestre.

Este experto sostiene que la vida, tanto fuera como dentro de la Tierra, podría ser mucho más diversa de lo que se cree, al constituirse con bioquímicas distintas. Por ejemplo, la vida podría surgir no sólo en el agua, sino también en nitrógeno líquido o metano, o en entornos con una acidez extrema.

Hasta hace no mucho esta hipótesis hubiera sido tildada como muy improbable. Pero los científicos están descubriendo en nuestro planeta seres capaces de resistir radiación nuclear, temperaturas de más de 80º C o rondando el cero, ambientes sulfurosos o alcalinos. Un ejemplo cercano en España es Río Tinto, en el que trabaja el Centro de Astrobiología con Ricardo Amils al frente.

Estas condiciones son extremas y letales para los humanos y la mayoría de los seres conocidos, pero son un paraíso para estos seres, conocidos por ello como extremófilos.

El descubrimiento de estos seres, hace unas décadas, desarmó el «bio-reduccionismo»: las condiciones para albergar vida son mucho más amplias de lo que se creía y, por tanto, no resulta descabellado pensar que también lo sean fuera de la Tierra.

En cualquier caso, el origen de la vida y sobre todo, qué se considera como vida, seguirá azuzando los debates científicos. Algunos expertos, como el químico Jeffrey Bada, de la Universidad de California en San Diego, sostienen incluso que es improbable que sepamos alguna vez cómo comenzó la vida realmente.

Redacción QUO