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A las dos de la madrugada de mañana, 18 de marzo, la sonda Messenger entrará en la órbita de Mercurio. A partir de ese momento, pasará doce meses tomando imágenes y recopilando información sobre el planeta, al que ya se ha aproximado en tres ocasiones desde que abandonara la Tierra en 2004.

Para este último acercamiento, el propulsor principal de la nave se pondrá en marcha durante unos 15 minutos con el objetivo de ralentizar su velocidad y permitir así que Mercurio la atrape en su órbita. Esta maniobra consumirá el 31% del combustible con el que la Messenger partió de la Tierra.

Durante su año de investigación, los siete sofisticados instrumentos que lleva a bordo recogerán datos orientados a esclarecer principalmente seis cuestiones científicas acerca de Mercurio:

– De qué materiales está compuesto para tener una densidad tan elevada (es casi igual que la de la Tierra, a pesar de ser 18 veces más pequeño).

– Cuál es su historia geológica.

– Cómo se forma su campo magnético. La respuesta nos ayudará a saber por qué la Tierra y él tienen un campo magnético global y Marte o Venus, no.¿Indica su existencia que Mercurio también tiene magma líquido alrededor de su núcleo y se produce un efecto dinamo, como en nuestro caso?

– Cuál es la estructura y el tamaño de su núcleo.

– ¿Hay hielo en sus polos o los materiales que reflejan la luz de una forma parecida en esa zona tienen otra naturaleza?

– ¿De qué sustancias volátiles está compuesta su exosfera?

Las respuestas nos ayudarán a conocerlo mejor, pero también a revisar y completar las teorías sobre la formación de los distintos miembros del Sistema Solar, incluido el planeta que habitamos.

Redacción QUO