Gracias a un análisis del lenguaje realizado alrededor del mundo, científicos de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda), han descubierto que, al igual que nuestros genes, el habla humana se originó en África.
Según Quentin Atkinson, investigador principal del análisis publicado hoy en la revista Science, «nuestra investigación indica que las aproximadamente 6.000 lenguas que existen hoy en el mundo descienden de un antepasado común en África. Este resultado es muy importante porque representa que todas las lenguas comparten el mismo origen y valida la idea de un ser humano con ‘lengua materna'».
Para el estudio, el experto recogió como muestra fonemas de 504 idiomas que se hablan en la actualidad, incluyendo también las lenguas indígenas que se hablan en el Pacífico y América. Los resultados concluyeron que tanto la lengua como los genes, evolucionan de forma parecida, por lo que la teoría de la biología podría aplicarse a la lingüística y al contrario. Vamos, que todo indica que los seres humanos se expandieron partiendo desde el continente africano y para poder colonizar otras regiones, redujeron de forma natural la diversidad fonética para evolucionar con nuevas poblaciones migrantes.
Según ha detallado el experto para SINC, «El denominado ‘efecto fundador’ que existe en genética de poblaciones se produce cuando una población pequeña se desprende de una población original grande para colonizar nuevos territorios y lleva consigo un subconjunto de diversidad de la población original. Es decir, que se produce un ‘cuello de botella’, y aunque se transmitiera una alta diversidad genética, es probable que se pierda en las poblaciones pequeñas. En este sentido, el mismo escenario se podría aplicar a los fonemas de las lenguas».
La investigación afirma además, que las áreas del mundo colonizadas recientemente tienen menos fonemas que aquellas que han sido sede de la vida humana durante miles de años, quienes aún utilizan la mayoría de los fonemas (sobretodo en África subsahariana).
Este declive en el uso del fonema no se explica por cambios demográficos u otros factores de carácter local, sino la evidencia de un origen africano de los idiomas humanos modernos.
Redacción QUO