Los planetas y estrellas se forman de la combinación de gas y polvo. Sin embargo, no se sabe de dónde salieron las partículas más pesadas de este en las primeras fases del Universo. Pero el telescopio espacial Herschel ha aportado una pista al asunto. Gracias a sus últimas imágenes de una estrella masiva que explotó en 1987 en una supernova, se ha comprobado que los restos de gas resultantes de dicha hecatombe, al expandirse y luego enfriarse, se han ido condensado en partículas a unos -250ºC, que emiten 200 veces más energía que nuestro Sol. La cantidad de polvo así formado, mucho mayor de lo que esperaban los astrónomos, podría generar 200.000 Tierras.
A partir de esos datos, Mikako Matsuura, del University College de Londres (Reino Unido), y su equipo proponen que las frecuentes supernovas del Universo inicial pudieron ser el origen de los primeros “cargamentos” de polvo de estrellas.
Pilar Gil Villar
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