A mediados del próximo año, el archipiélago de Tokelau (Oceanía) proporcionará a sus ciudadanos toda la demanda de energía necesaria para abastecerse mediante cocos y sol. El líder del archipiélago ubicado sobre el Pacífico Sur, Foua Toloa, anunció esta semana que a mediados del próximo año la energía solar suministrará el 93% de electricidad de Tokelau, y el 7% restante se conseguirá mediante aceite de coco. Si bien las cocinas y los coches continuarán utilizando, respectivamente, gas natural y gasolina suministradas desde Nueva Zelanda, el resto de electricidad del archipiélago convertirá sus redes eléctricas a los elementos fotovoltaicos al ritmo de la conocida canción de Harry Nilsson, de tal forma que la energía acumulada por el día pueda usarse por la noche gracias a los cocoteros y al sol del Pacífico Sur.
El archipiélago de Tokelau consta de tres atolones (Atafu, Nukunonu y Fakaofo) y unos 125 islotes donde viven alrededor de 1500 personas (cada atolón utiliza unos 200 litros de combustible al día, incluyendo queroseno, gasolina y gas natural, el cual es transportado desde Nueva Zelanda). El punto más alto del archipiélago, para que os hagáis una idea, se encuentra tan solo a cinco metros sobre el nivel del mar, lo que entraña un gran peligro de cara al cambio climático global según los expertos, ya que los atolones podrían acabar sumergidos en el agua.
El aceite de coco entraría en juego para complementar una demanda mayor de energía. En la industria, el aceite vegetal de coco se utiliza como biodiésel, al igual que ocurre con otros aceites vegetales como el de colza o la soja, el cual representa el 90% de la materia prima utilizada para biodiésel en EEUU.
A mediados del próximo año, la red de electricidad de cada isla estará propulsada con un cóctel muy caribeño: células solares fotovoltaicas, con las baterías para almacenar el exceso de electricidad por la noche, y una pizca de aceite de coco durante aquellos períodos nubosos o cuando la demanda supere la oferta de electricidad solar.
Según Christopher Dey de la Universidad de Sydney, Australia, serán necesarios unos 200 metros cuadrados de células solares para abastecer la demanda de cada atolón de Tokelau, lo que «no es mucho» según afirma. Por su parte, otro estudio realizado por la Consultoría Empower con sede en Wellington, Nueva Zelanda, encontró que cada atolón necesitaría de 20 a 30 litros de aceite de coco por día (alrededor de 200 cocos) para funcionar, lo cual sería sostenible, según explican, para aquellas islas tropicales ricas en cocos.
Ya en 2007, Samsø, una pequeña isla en Dinamarca dos veces más pequeña que Manhattan, se convirtió en la primera isla del mundo sustentada con energía renovable, en gran parte suministrada mediante aerogeneradores, que producen más de 100 millones de kilovatios/hora por año. También en Hierro, la más pequeña de las Islas Canarias, se espera para cambiar su suministro a finales de este año en un 100% a energías renovables.
Fuente: NewScientist
Redacción QUO