Muchos embarazos no llegan a buen término porque el embrión no se implanta correctamente en el revestimiento de la matriz y no logra formar un vínculo placentario con la madre.
Sin embargo, debido a las complejidades de estudiar este período inicial de nuestro desarrollo, se entiende muy poco acerca de lo que sucede normalmente y lo que puede salir mal.
En este aspecto, la mayoría de los otros animales, son muy diferentes a nosotros, los humanos, como para proporcionar un buen modelo de desarrollo e implantación placentaria y analizar los posibles fallos.
“La placenta es absolutamente esencial para sostener al bebé a medida que crece dentro de la madre – explica Margherita Turco, principal autora del estudio publicado en Nature – . Cuando no funciona correctamente, puede ocasionar problemas graves, desde la preeclampsia hasta el aborto espontáneo, con consecuencias inmediatas. Pero nuestro conocimiento de este importante órgano es muy limitado debido a la falta de buena modelos experimentales”.
En los últimos años, ha florecido un nuevo campo de investigación que utiliza organoides, a menudo denominados «mini-órganos», que permiten conocer la biología humana y las enfermedades. El equipo de Turco, uno de los líderes mundiales en investigación de organoides, ha colaborado con otros expertos también de la Universidad de Cambridge para cultivar desde “mini-cerebros” a “mini-hígados” o “mini-pulmones”.
Los esfuerzos por cultivar células placentarias humanas comenzaron hace más de 30 años y permitieron encontrar formas de aislar y caracterizar las células trofoblásticas placentarias. Estas técnicas, combinadas con el sistema de cultivo de organoides, ha permitido que el equipo de Turco desarrollara modelos funcionales en miniatura de la placenta temprana, o mini placentas.
En el artículo de Nature, los autores señalan que las nuevas “mini-placentas”, un modelo celular de las primeras etapas de la placenta, podrían proporcionar una ventana a las instancias más tempranas del embarazo y ayudar a transformar nuestra comprensión de los trastornos reproductivos.
Además pueden arrojar luz sobre otros misterios que rodean las relaciones entre la placenta, el útero y el feto: ¿por qué, por ejemplo, la placenta es capaz de evitar que algunas infecciones pasen de la sangre de la madre al feto, mientras que otras, como Virus Zika, son capaces de atravesar esta barrera?
Los mini órganos también se pueden usar para evaluar la seguridad de los medicamentos que se usarán en el embarazo, comprender cómo las anomalías cromosómicas pueden perturbar el desarrollo normal y, posiblemente, incluso proporcionar terapias con células madre para embarazos fallidos.
Juan Scaliter