Algunos manantiales del Parque Nacional Yellowstone, ubicado en Wyoming, Montana e Idaho, albergan bacterias adaptadas al calor que respiran electricidad a través de la superficie de carbono sólido de electrodos. Por primera vez, esas bacterias han sido identificadas y recolectadas in situ en cuatro de ellos y, según anuncia en un comunicado el autor principal de esta investigación, Abdelrhman Mohamed, de la Universidad Estatal de Washington, en un ambiente tan extremo como es un manantial termal alcalino.

Las temperaturas en sus aguas oscilan entre los 43º y los 93ª. En el estudio, los científicos instalaron en el borde de los manantiales electrodos y los dejaron durante 32 días con el objetivo de atraer bacterias que pueden comer y respirar electricidad. Tal empeño tenía una explicación que aparece publicada en Journal of Power Sources. Puede que estos microorganismos tengan la clave para resolver algunos de los mayores desafíos de la humanidad, como la contaminación ambiental y la energía sostenible.

Generadoras de electricidad

Con su particular dieta, estas bacterias podrían convertir contaminantes tóxicos en sustancias menos nocivas, generando, además, electricidad en el proceso. Así lo explica el coautor de la investigación, Haluk Beyenal: “A medida que pasan sus electrones a metales u otras superficies sólidas, estas bacterias pueden producir un flujo de electricidad que se aprovecharía en aplicaciones de bajo consumo”.

Casi todos los organismos vivos, incluidos los humanos, utilizan electrones, que son partículas con una carga elemental negativa. La fuente de esos electrones y el lugar para descargarlos depende de cada organismo. Los seres humanos, por ejemplo, los encuentra en los azúcares presentes en los alimentos y los transferimos al oxígeno que respiramos a través de nuestros pulmones. Algunas bacterias descargan sus electrones a los metales o minerales externos, utilizando cables similares a cabellos.

El equipo que trabajó en Yellowstone ideó un dispositivo electrónico de bajo coste capaz de controlar los electrodos sumergidos en las aguas termales. Habría sido complicado reproducir en laboratorio las condiciones naturales y las características geotérmicas que confluyen en este escenario.

Fuente: Universidad Estatal de Washington

Marian Benito