Sabemos que hace mucho tiempo, en Marte, el agua excavó profundos cauces en la superficie del planeta, unas huellas que los científicos siguen y persiguen con ansias. Pero todavía no sabemos qué tipo de clima alimentó estos antiguos ríos. Los científicos no están seguros, porque su comprensión del clima marciano hace miles de millones de años sigue siendo incompleta.
Ahora, un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de Chicago, liderados por Edwin Kite, catalogó estos ríos para concluir que una importante escorrentía (el agua que se desborda del cauce básicamente) de los ríos se mantuvo presente en Marte hasta mucho más tarde de lo que se pensaba.
Según el estudio, publicado en Science Advances, la escorrentía fue intensa (los ríos en Marte eran más anchos que los de la Tierra hoy en día) y corrían por toda la superficie del planeta rojo.
“Esto complica los intentos de modelar el antiguo clima marciano – explica Kite en un comunicado –. Si ya es difícil explicar los ríos o lagos según la información que tenemos, ahora el problema es aún más difícil».
Marte está configurado con las huellas distintivas de ríos muertos hace mucho tiempo y su origen es un enigma: nuestro vecino tiene una atmósfera extremadamente delgada en la actualidad, y al principio de su historia, recibía solo una tercera parte de la luz solar que recibe la Tierra actualmente, por lo que no debería haber suficiente calor para mantener el agua líquida.
En busca de una mejor comprensión de las lluvias marcianas, el equipo de Kite analizó las fotografías y los modelos de elevación de más de 200 antiguos lechos marcianos que abarcan más de mil millones de años. Estos cauces son una rica fuente de pistas sobre el agua que corría a través de ellos y el clima que los produjo. Por ejemplo, el ancho y la inclinación de los cauces de los ríos y el tamaño de la grava informan a los científicos acerca de la fuerza del flujo de agua. En este caso, “los resultados muestran una clara evidencia de corrientes fuertes y persistentes aún n la última etapa del clima húmedo del planeta – concluye Kite –. Nuestro trabajo responde a algunas preguntas existentes pero plantea una nueva: ¿qué está mal: los modelos climáticos, los modelos de evolución de la atmósfera o nuestra comprensión básica de la cronología del sistema solar?”