Los fósiles encontrados en la cueva de Callao, en Filipinas, hablan de la posible existencia de un nuevo homínido que habitó en Luzón, la isla más grande y poblada de este país del sudeste asiático, hace unos 50.000 años, en la última etapa del Pleistoceno, cuando en el mundo ya habitaban los neandertales y los sapiens, nuestra propia especie. El anuncio de estos restos en la revista Nature ha sorprendido a la comunidad científica.

Según el grupo de expertos del Museo de Historia Natural de París, responsables del hallazgo, los huesos corresponden a pie y manos, un trozo de fémur y algunas piezas dentales. En ellos se aprecian algunos rasgos insólitos. Sus dientes guardan parecidos con los nuestros, mientras que sus manos y pies se asemejan más a los de los australopitecos, homínidos que vivieron hace millones de años.

De acuerdo con los análisis aportados por el equipo de Florent Détroit, Armand Mijares y Philip Piper, autores del artículo publicado en Nature, los doces huesos y dientes pertenecen al menos a tres individuos, dos adultos y un niño. Los científicos destacan algunas características, como sus llamativos premolares, visiblemente diferentes de los encontrados en otros homínidos, como el Homo Floresiensis, otro homínido de las islas del sudeste asiático, más conocido como el hombre de las Flores y apodado Hobbit, una especie extinta extraordinaria por su pequeño tamaño.

image

NATURE

Los autores han nombrado a este nuevo homínido Homo Luzonensis. Su tamaño es aún más pequeño (apenas un metro) y es menos robusto. Por la curvatura de los huesos de los dedos y pies, es posible que aún trepara por los árboles. Su presencia en esta región pone de manifiesto la importancia de la isla Luzón en la evolución del Homo.

¿Cómo llegaron a Luzón?

Los investigadores barajan la posibilidad de que tanto el hombre de Flores como el de Luzón evolucionaran de forma separada en sus respectivas islas durante cientos de miles de años a partir de Homo erectus. Su pequeño tamaño pudo deberse a la falta de recursos. Tampoco se descarta que su antecesor sea otro homo salido de África en una emigración temprana a Asia que hasta ahora había pasado desapercibida. El mayor desafío ahora es tratar de extraer ADN de estos nuevos especímenes para empezar a descifrar su verdadera identidad.

Marian Benito