Vista la moda de Pokémon Go y la tradición de estos videojuegos, que ya llevan varias décadas, no importa cuántos años tengas. Si llevas más de una década jugando a los Pokémon, hay un pliegue en tu cerebro en el que se alojan Bulbasaur, Articuno, Mewtwo y Pikachu, por nombrar algunos.

Esa es la conclusión de un estudio publicado en Nature Human Behavior y liderado por Jesse Gómez.

“Esta siempre ha sido una pregunta en el campo de las neurociencias: ¿por qué tenemos regiones cerebrales que responden a las palabras y a los rostros, pero no a los automóviles – señala Gómez en un comunicado –. Y lo mismo se podría decir de la ubicación de dicha región: todos la compartimos”. También ha sido un misterio por qué aparecen en el mismo lugar en el cerebro de todos. Pasé casi toda mi infancia jugando a Pokémon Rojo y Azul. Jugué sin parar desde los 6 o 7 años y lo seguí haciendo con cada nueva versión”.

El razonamiento de Gómez era sencillo: si la exposición en la primera infancia es crítica para desarrollar regiones dedicadas del cerebro, entonces su cerebro, y los de otros adultos que jugaron Pokémon cuando eran niños, deberían responder más a los personajes Pokémon que a otros tipos de estímulos. Y dado que los personajes de los juegos de Pokémon se ven muy diferentes de los objetos que solemos encontrar en nuestra experiencia diaria, las teorías visuales debían indicarnos dónde deberían aparecer las activaciones de Pokémon.

«Lo que hace que Pokémon sea único – añade Gómez – es que hay cientos de personajes, y tienes que saber todo sobre ellos para poder ganar”. Y es que el juego no solo exponían a estos niños a los mismos personajes una y otra vez, sino que también los recompensaban cuando ganaban una batalla o agregaban un nuevo personaje al universo Pokémon.

Gómez reclutó a adultos que habían jugado Pokémon de forma intensiva cuando eran niños y los sometió a un escáner de resonancia magnética funcional. Se les mostraron cientos de personajes Pokémon aleatorios y sus cerebros respondieron más a estas imágenes, en comparación con un grupo de control que no había jugado nunca de pequeños.

El sitio de las activaciones cerebrales para Pokémon también fue consistente en todos los individuos. Estaba ubicado en la misma estructura anatómica: un pliegue cerebral ubicado justo detrás de nuestros oídos, llamado surco occipitotemporal. Lo interesante es que esta región habitualmente es la que se activa cuando vemos animales… a los que se parecen los personajes Pokémon.

Estos hallazgos son la evidencia más reciente de que nuestros cerebros son capaces de cambiar en respuesta al aprendizaje experiencial desde una edad muy temprana.

<iframe width=»560″ height=»315″ src=»https://www.youtube.com/embed/kEIuQRHElcQ» frameborder=»0″ allow=»accelerometer; autoplay; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture» allowfullscreen></iframe>

Juan Scaliter