«Si un asteroide impacta en la Luna, simplemente surgiría un nuevo cráter«, asegura Gareth Wynn-Williams, un astrónomo de la Universidad de Hawai. «Se necesitaría un objeto del tamaño de la Luna para moverla«, dice Clark Chapman, científico planetario del Instituto de Investigación del Sudoeste, y la Luna probablemente no sobreviviría. El impacto con un cuerpo mucho más grande y denso sería como golpear un huevo con un palo de golf.
Digamos, no obstante, que la Luna y el objeto que la golpea reaccionarían como sólidas bolas de billar. Ninguno de los asteroides de más de 100 km de diámetro orbita en las cercanías de la Luna. Pero, ¿y si el mayor asteroide conocido, Ceres, que con sus 965,6 km de diámetro tiene el tamaño de California y Nevada juntas, se las arreglara para escapar de su posición en el cinturón de asteroides y se dirigiera hacia la Luna? «Sería difícil moverla», dice Wynn-Williams. Sería el equivalente a un niño de cuatro años intentando derribar a un jugador de fútbol. La Luna gira alrededor de la Tierra a aproximadamente un km por segundo. Este impulso es tan grande que neutralizaría el impacto y continuaría orbitando alrededor de nuestro planeta.
Redacción QUO
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