El fuego necesita oxígeno que quemar, así que si uno se encuentra en un vacío espacial carente de atmósfera no hay modo de prender el fuego de la pólvora que contiene una bala, ¿cierto? Falso. Cualquier Smith & Wesson debería funcionar a la perfección en el espacio.
Peter Schultz, astrónomo y geólogo planetario en la Universidad Brown, ha dirigido experimentos disparando proyectiles en condiciones similares a las del espacio. La detonación que dispara la bala requiere oxígeno para la combustión, pero según Schultz no lo extrae del aire. El oxígeno procede de un ingrediente de la pólvora. La chispa producida cuando el percutor golpe el cartucho prende el propulsante (generalmente un compuesto a base de nitrato, como la nitroglicerina o la nitrocelulosa) y convierte el oxígeno que contiene en gas. Esta rápida expansión de gas genera una onda que desplaza la bala a toda velocidad.
Antes de disparar uno debería sujetarse bien. Gracias a la tercera ley de Newton (la que hace referencia a acciones recíprocas), en gravedad cero, el retroceso tras el disparo enviaría al tirador volando hacia atrás. «Una persona flotando en el espacio se movería hacia atrás, pero su gran masa evitaría que se desplazase a la misma velocidad que la bala», comenta Schultz.
Carguen, apunten…
El aspecto positivo es que el disparo se comportaría igual que en la Tierra. El cobre que recubre algunas balas se funde mientras se desplaza por el cañón del arma, que contiene hendiduras en espiral denominadas estriado. Como el exterior de la bala se funde, el estriado la hace girar y por eso se desplaza más rápido y con una trayectoria más estable. En contra de lo que suele creerse, este fenómeno también se produce en el vacío espacial. «De hecho, solemos experimentar en el vacío con armas de cañón estriado», comenta Schultz. «No supone un problema».
Redacción QUO