La gravedad es fundamental: un Slinky funcionaría mucho mejor, pero más despacio en Marte, donde la gravedad (un 38% que en la Tierra) lo arrastraría lentamente por escalones de un mínimo de 7,6 cm de altura. Los materiales también influyen. La versión de plástico resultaría más efectiva que la clásica de metal. Un Slinky de plástico requiere menos energía que uno metálico y se movería con mayor facilidad con baja gravedad. Además, las condiciones extremedamante oxidantes del Planeta Rojo lo herrumbrarían en aproximadamente un mes.
La temperatura también es un factor determinante. Por ejemplo, en la cara visible de la Luna, donde la temperatura alcanza los 127 ºC, el juguete se desplazaría más rápido que en la cara oculta, donde la temperatura de -173 ºC agarrotaría el muelle. Y dado que la Luna carece de atmósfera apreciable, necesaria para propagar ondas de sonido, no esperes escuchar ningún sonido slinkoso.
Redacción QUO