Situados a medio camino entre el mono y el hombre, los miembros de esta especie podrían describirse como simios muy inteligentes, especialmente los que pertenecían a las familias garhi y africanus. Y aunque sus cuerpos eran muy similares en tamaño y aspecto al de un chimpancé, ya tenían la facultad de caminar erguidos. Su cerebro tenía un volumen de unos 450 cm3, solo algo más que el de un chimpancé: 330 cm3. Pero ese pequeño plus de capacidad cerebral fue lo que les permitió dar un paso trascendental en la senda de la evolución con la elaboración de las primeras herramientas.
Redacción QUO