Calentamiento global, agujeros en la capa de ozono, y exuberantes campos de golf en el desierto son una muestra de la capacidad del hombre para hacer estragos en el planeta. Pero al núcleo del planeta, protegido por la corteza terrestre de 1.600 km y 4.400 ºC de metal líquido, no parece que vayan a afectarle nuestras acciones.
Los sistemas de energía geotérmica no aprovechan el calor directamente del núcleo, sino que lo hacen del calor que irradia la corteza -los 32 km de roca de la superficie terrestre- ya sea extrayendo bolsas de agua caliente o por el agua en circulación en un sistema cerrado en el interior de la roca. Las plantas eléctricas utilizan el vapor que desprende el agua caliente para activar las turbinas y producir electricidad. La energía geotérmica genera de 7 a 10 mil millones de vatios en todo el mundo, que apenas supone el 0,05 % del consumo global de energía y bastante menos que los 44 billones de vatios que se estima produce el planeta.
Pero aprovechar la energía de la corteza no conllevaría que el planeta se enfriara: el calor se renueva por la virtual desintegración progresiva de los elementos radiactivos que la componen.
Redacción QUO