Con los precios del combustible en constante alza, algunos conductores pueden dudar ante el surtidor y preguntarse qué obtienen por la diferencia de precio. Y lo que obtienen es lo siguiente: para la mayoría de los motores, la única diferencia es el precio.
A no ser que el vehículo se incluya en el 10% que exige combustible premium, es decir, vehículos deportivos o de lujo, no existe el menor beneficio añadido.
La gasolina de alto octanaje evita que las bielas del motor «piquen», es decir, experimenten el sonido metálico que se produce cuando la mezcla de aire y combustible explota en el cilindro antes de ser prendida por la bujía. El llamado autoencendido puede dañar el pistón al impulsarlo hacia abajo antes de que complete su recorrido. Cuanto mayor sea el octanaje, menor será la probabilidad de autoencendido.
La mayoría de los coches incorporan desde mediados de la década de 1980 ordenadores que evitan el picado de bielas ajustando de forma permanente la velocidad de combustión. Así que, ¿por qué algunos coches siguen necesitando la gasolina premium? Los coches de altas prestaciones, como los Mercedes y los Porsche, han sido diseñados para maximizar la potencia, así que necesiten un combustible que impida el autoencendido.
Redacción QUO