Nuestro cielo nocturno es oscuro porque la radiación de fondo, el eco de la gran explosión, está a una temperatura muy baja, apenas 2,73 grados por encima del cero absoluto, pero todavía será más oscuro en el futuro lejano porque esa temperatura seguirá descendiendo lentamente. Los cosmólogos, de acuerdo con las teorías más aceptadas actualmente, imaginan un futuro del universo abierto en el que la expansión no se frenará jamás y que atravesará diferentes etapas.

Actualmente vivimos en la era de las estrellas, que son los astros que dominan el cosmos. Todavía sigue habiendo formación estelar, pero el ritmo de creación irá descendiendo, mientras aumentará el de fallecimientos: las estrellas irán conviertiéndose en enanas blancas, estrellas de neutrones y agujeros negros. Al final, dentro de unos 100 billones (1014) de años, estos cadáveres serán los astros dominantes y entraremos en la era de la degeneración, con eventos de choques entre esos cuerpos celestes.

Dentro de unos 10 cuatrillones (1025) de años, las enanas blancas y las estrellas de neutrones irán desapareciendo, engullidas por los agujeros negros del centro de las galaxias, que acabarán dominando la escena. Los que escapen desaparecerán por la desintegración de protones y neutrones, que se calcula se producirá cuando el universo cumpla 1.000 quintillones de años (1033). Será esa la era de los agujeros negros, pero éstos tampoco son eternos debido a la radiación Hawking y se irán evaporando lentamente. Esta era durará hasta el año 10100, cuando prácticamente todos los agujeros negros hayan desaparecido. Será el inicio de la era de la oscuridad, que durará eternamente.

El universo será absolutamente negro, con una temperatura prácticamente igual al cero absoluto, con una densidad tan baja que estará casi vacío, con neutrinos, electrones, positrones y algunas partículas exóticas, como los WIMP, navegando en la nada, ya que estarán separados unos de otros por distancias mayores que las que separan hoy unas galaxias de otras. Y habrá fotones, claro, pero tan fríos que no llevarán consigo energía alguna. Alguna vez, a lo largo de los eones de monotonía se producirá un evento singular, cuando se encuentren un electrón y un positrón y se aniquilen mutuamente emitiendo un breve y minúsculo estallido de rayos gamma.

Fuente:Divulga.es

Redacción QUO