Hace 600 millones de años toda la península ibérica estaba sumergida bajo el mar, después fue asomando poco a poco como un conjunto de islas que creció hasta adquirir su tamaño y forma actual. Una buena prueba de este pasado lo constituyen las rocas calizas que cubren la meseta.
Estas rocas se formaron por sedimentación submarina y por eso contienen numerosos fósiles de animales marinos. Los geólogos han descubierto dos capas diferentes de estas rocas; una formada hace unos 75 millones de años y otra más reciente, de hace unos 20 millones de años.
Hay que tener en cuenta que las plataformas continentales de aquel periodo eran mucho más extensas que las actuales, porque entonces no había plantas terrestres ni suelo que defendieran la tierra de la erosión y se vertían al mar enormes cantidades de sedimentos.
Por lo tanto, lo que hoy conocemos por Península Ibérica era entonces un desierto submarino sin apenas relieve. Las cordilleras que hoy salpican la península se formaron después, algunas con materiales mucho más antiguos,que estaban debajo de las calizas.
Fuente: Divulga.es
Redacción QUO