A grandes males, grandes soluciones. Por un lado, es de sobra conocido que el principal problema de la energía nuclear son los residuos que genera, que deben ser almacenados en los llamados cementerios nucleares y que no se pueden eliminar. Por el otro, un tsunami asola las costas de Japón y provoca una catástrofe nuclear en Fukushima. ¿Cuál fue la respuesta?

El proceso se conoce como vitrificación y consiste en convertir partes del residuo radiactivo en vidrio, de tal forma que permanezca estable durante un largo periodo de tiempo sin que se produzcan fugas. El invento se lo tenemos que agradecer a la empresa Kurion Inc., un pequeño pez tratando de introducirse en el océano lleno de tiburones que es la limpieza de residuos nucleares.

El sistema ideado por esta compañía emprendedora se ha convertido en la espina dorsal de las tareas que se llevan a cabo en la zona afectada por la tragedia de la planta nuclear de Fukushima. Shunichi Suzuki, un ejecutivo de Tokyo Electric Power Co. (TEPCO), la empresa propietaria de la central, ha llegado a decir que: «sin el sistema de Kurion hubiéramos tenido verdaderos problemas«.

El siguiente objetivo de John Raymont, fundador de Kurion, es almacenar en cristal los más de 200 millones de litros de material radiactivo presentes en Hanford Site (Washington). No será fácil dejarlo como una patena, porque en aquel lugar se fabricaron durante la II Guerra Mundial y la Guerra Fría las bombas estadounidenses, incluyendo el plutonio para la primera bomba nuclear.

Su intervención es urgente, ya que algunos de los tanques donde se encuentran los residuos presentan peligrosas fugas. Afortunadamente ya han dado los primeros pasos. Han abierto unas instalaciones para hacer pruebas y recientemente, han firmado un contrato con el Departamento de Energía de los Estados Unidos.

Si finalmente encomiendan a Kurion la limpieza de Hanford Site, podría ser su confirmación como la start-up ecológica más exitosa del mundo. Para que veáis que, a veces, el pez grande puede ser devorado por el más pequeño.

Redacción QUO